El Maule es tierra para todos los sentidos: diversidad de suelos, de estilos, de expresiones, vinos para que no te aburras definitivamente. Hay de los básicos, de los complejos y de los muy, pero muy buenos. Es por ello que les escribo sobre Casa Donoso, una bodega que se aloja en el corazón del Maule, específicamente en la ciudad del Talca, y que está en Lima gracias a R3 Investment, que lo dirije con éxito Ricardo Palacios y Julia Vargas. Tuve la oportunidad de catar tres de sus vinos (de líneas distintas) que muestran la amplitud de sus calidades. Estuve en un Live con Felipe Ortiz, gerente de enología de Viña Casa Donoso. La conversación fue amena y didáctica, sobre todo porque mantiene la esencia de los vinos que ya llevan mas de 30 años en el mercado.

“El Valle del Maule es extenso y diverso. Los suelos de origen volcánico, ubicados a 500 metros sobre el nivel del mar en una zona de bajas temperaturas, aportan gran mineralidad a los blancos que hacemos. Luego, los situados al centro del valle, más arcillosos y con temperaturas mayores, son ideales para vinos de elegantes taninos y fruta expresiva”, dice Ortiz, quien me comentó que pasó por viñedos en Estados Unidos (viña Geyser Peak Winery, en Sonoma Valley); en Francia (Château de Pampelonne, en Provence); en Australia (St. Hallett Wines, en Barossa Valley), y también en las viñas Los Vascos y San Pedro en el propio Chile. Esto, como indicó, logró que su estilo enológico amplie panoramas y pueda lograr vinos complejos, directos y sin perder la esencia.

La cata, mediante un Live por el IG de Revista Cocktail, empezó con un sauvignon blanc de la línea Gran Reserva 2019. Era un blanco de buena acidez, aromático, frutal, es un magnífico aperitivo. Si pensamos en un plato, pues iría por ensaldas sencillas, sin quesos, o quizas un tiradito sin muchos condimentos. Luego pasamos a un carmenere de la línea Reserva Evolución, que se presentaba con un color es rojo intenso con bordes violáceos. Expresaba aromas refinados de frambuesa y grosella y especias sutiles. De taninos balanceados y amigables, y un elegante tostado producto de su guarda y un persistente final. Totalmente recomendable. Y terminamos con el Clos Centenaire, que es un blend de cabernet sauvignon, malbec, carmenere y cabernet franc.

Con este vino se empieza la línea alta. Y puedo asegurar que me agradó en todo aspecto. Es una muy buena compra. Me gustó su nariz, que es muy intensa, producto de su ensamblaje, recordando una fruta madura, delicadas notas especiadas y sutiles insinuaciones florales. En boca es elegante, con toques refinados a notas tostadas, de taninos maduras y gran final. No puede probar sus líneas más altas, pues están camino a Lima, pero con estos vinos puedo deducir que lo que se viene es para recordar. Maule da vinos singulares, con esos suelos las cepas se expresasn muy bien, y Felipe sabe sacarle el jugo a cada una de las características. Muy buena elección de Ricardo y Julia con esta bodega, estoy seguro que pegarán muy bien con el paladar peruano. Salud.