Ayer, 1 de julio, el Partido Comunista Chino (PCC) cumplió su primer centenario con un gran calendario cultural y todo el país pintado de rojo y amarillo. Tras fundarse en 1921, asumió el control de los tres poderes del Estado en 1949. Desde entonces, no exentos de dificultades, sus líderes han llevado a la República Popular China a convertirse en la segunda mayor economía del mundo.
Orígenes del partido
Con la Revolución de Xinhai, en 1911 se logró poner fin al gobierno imperialista de la dinastía Qing. Con ello, inició una turbulenta vida republicana en la que se intentaron gestar diversas fuerzas políticas. Es en ese ínterin, en 1921, el congreso fundacional del PCC se celebró en la clandestinidad. Con el apoyo de la Unión Soviética y la Internacional Comunista, los fundadores de la nueva organización política buscaron atraer a sus filas a la emergente clase proletaria sumida en la pobreza y la hambruna.
Pero, lo que llevó al controversial Mao Tse Tung al poder fue la victoria de la Guerra Civil China. El conflicto se desató en 1927 luego de que el líder del Kuomintang (KMT) – Chiang Kai Shek – encabezara la polémica expedición del norte que encubrió una misión de ‘depurar a los comunistas’ de la alianza entre el PCC y el KMT. A partir de ello, ambos partidos entraron en guerra por el control del gobierno chino, la cual culminó en 1949 con la toma de Pekín y la proclamación de la República de Mao.
La consolidación del poder
El régimen de Mao se obsesionó con convertir la economía agraria en industrial para propulsar el crecimiento chino. Sin embargo, su plan denominado el Gran Salto Adelante (1958-1961) resultó siendo un fracaso. Para enfrentar el rechazo popular, emprendió la Revolución Cultural, política que buscaba infundir los valores comunistas y suprimir cualquier tipo de disidencia.
Aunque su cruzada ya terminó, la censura y las restricciones a la libertad de información siguen siendo parte del acontecer actual. En esa línea, para legitimar su posición, el partido realiza numerosos esfuerzos para promover y controlar la ideología a través de los medios de comunicación y la educación.
Otra pieza clave en la consolidación del poder son las organizaciones células del partido, las cuales son todas las unidades empresariales, sociales y del ejército que poseen al menos tres miembros del partido comunista. Entre su amplia gama de funciones, estas se encargan de promover la ideología del PCC e informar de las políticas del gobierno.
La apertura al comercio internacional
Deng Xiaoping fue quien sentó las bases de una ligera liberalización económica en China. Inicialmente, permitió a los agricultores vender el exceso de producción; luego, algunos empresarios pudieron desarrollar sus propios negocios. Sin embargo, el paso más importante fue el establecimiento de zonas económicas especiales, donde se permitía el libre comercio.
Aunque dichas medidas fueron un avance, China aún tenía un obstáculo, no pertenecía a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Tras 15 años de negociaciones, y con la bendición de su rival norteamericano, la China comunista fue aceptada en el seno de la OMC en diciembre de 2001. A cambio, tendría que cumplir ciertas condiciones, como la eliminación de aranceles y la protección de la propiedad intelectual. Gracias a su admisión, el crecimiento del PBI pasó de 8.5% anual en el 2000, a casi 15% en 2007.
Los planes de Xi Jinping
El presidente chino, Xi Jinping, llegó al poder en 2013. El actual Jefe de Estado, presidente de la Comisión Militar Central, y Secretario General del partido con 91.9 millones de miembros, es considerado el líder más poderoso de China después del fundador de la República Popular.
Durante su gestión, continuó las reformas orientadas a una apertura gradual de la economía y a la obtención de mayor participación en el comercio global. Con campañas, como Made in China 2025, busca desplazar al hegemón estadounidense. Además, Xi busca revitalizar la ruta de la seda con la denominada Iniciativa de la Franja y la Ruta, la cual busca construir una amplia red de transporte que conecte a 60 países facilitando la movilización de mercancías del gigante asiático.
A través de estos proyectos, y la cooperación internacional, Xi Jinping busca posicionar a su país como un socio para el desarrollo del hemisferio sur. Al incrementar su esfera de influencia, el presidente continúa desafiando el orden mundial liderado por los Estados Unidos.
Escribe: Lucía Mayandía