La pandemia ha sido introspección, confinamiento, pero también reactivación. La mayoría de los rubros están de vuelta luego de un año plagado de incertidumbre, de altas y bajas. Debemos seguir adelante a pesar de las circunstancias. Al menos así es como lo percibimos en mi entorno. Por ejemplo, este penúltimo fin de mes se casó uno de mis amigos más cercanos, a quien considero un «hermanazo»: Stefiol.
Contra viento y marea se casaba este año, no iba a esperar más. Sin embargo, el evento debía acoplarse al nuevo contexto que, a pesar del cese de restricciones, continúa siendo pandémico. Tuvo que ser algo más íntimo. Se redujo la cantidad de invitados, escogió un lugar al aire libre y pidió a los asistentes pruebas que verifiquen su inmunidad ante la covid-19. Cabe mencionar que todos acudieron vacunados.
La ceremonia comenzó puntual, muy amena, agradable a la vista y emotiva, pero la mejor parte fue la fiesta. Hace mucho que no acudía a un matrimonio. Bueno, es algo normal en la actualidad si tenemos en cuenta que, el hecho de estar encerrados durante el 2020, cortó innumerables relaciones y, en otros casos, se truncaron los planes de boda. En fin, esto implicó ver a gente que no es cercana a mí y socializar. Tal vez a ustedes les pase igual, aunque, en lo personal, no recuerdo haberme reído y disfrutado tanto en comparación a aquel día.
Como diría cuando era chibolo: «lo dejé todo en la cancha» ¡Y cómo no!, terminé muy cansado, afónico, con ganas de no salir de la cama nunca más. Debo confesar que, la falta de training por culpa de la nueva realidad, ha destruido mi soporte, he tenido que parar unos días de hacer deporte porque el cuerpo no me daba. Esto me causa mucha risa porque no tiene nada que ver con lo que era a mis veinte. De seguro no soy el único que se volvió sedentario durante toda esta temporada y ahora le cuesta adaptarse a las rutinas de antaño.
Hago una pausa para dejar la siguiente interrogante: ¿Se dieron cuenta? La navidad y el fin de año están a la vuelta de la esquina, ¡qué locura! En estas fechas lo mejor para mí es comer. Me encanta el panetón —uf, qué recuerdos—. Cuando vivía con mis padres compraba uno de cada marca y hacíamos un tasting: ¿cuál era el mejor?. Sumado a esto, la tan ansiada cena por navidad y el recalentado de los días posteriores era infaltable.
Para finalizar, no sé si es bueno o malo, pero el tiempo ha pasado demasiado rápido. Ya van casi dos años de esta pandemia y más de 100 días de este gobierno. Nuestro escenario político sigue siendo inhóspito e incierto. Faltan solo unas semanas, días contados para acabar el 2021. En nuestra mente o en voz alta nos preguntamos por la cereza del pastel: ¿vacan o no al presidente?, ¿se debería de considerar esa opción?
Despidiéndome de este año lleno de aprendizajes, por momentos agradable y en otras circunstancias caótico, les pregunto: ¿ustedes qué creen?, ¿cuándo acabará esta tragi-comedia en la que aún estamos viviendo?, ¿cuándo?
Escribe: Óscar Chang (@oscarchangrios)