Este 14 de julio se conmemoraron 231 años de la toma de la Bastilla, un hito que marcó significativamente la secuencialidad de la Revolución Francesa.

Cotidianamente es enseñada como una sublevación del pueblo en contra de la tiranía, en su búsqueda por alcanzar la libertad, igualdad y fraternidad, sin embargo, en pocas ocasiones se suele contar su lado oscuro. Donald Greer concluyó que fueron de 35 mil a 40 mil las personas ejecutadas durante el llamado “régimen del terror”. Este dato es escalofriante bajo todo punto de vista y señala que, entre setiembre de 1793 y la primavera de 1794, se ejecutaron unas 10 veces el número de personas que la Inquisición Española ejecutó en 350 años. ¿Pero cuál de las dos es símbolo de la crueldad y censura en el imaginario popular de hoy? Esta reflexión nos lleva a rescatar dos lecciones importantes: la primera, que las banderas de la libertad y la igualdad, cuando caen en el fanatismo y la barbarie son igual de abusivas y sanguinarias que cualquier régimen absolutista contra el cual pelean. La segunda, se refiera a que la historia que nos suelen enseñar muchas veces depende de las simpatías del sistema, antes que de un análisis objetivo. Es como si la muerte y el genocidio en nombre de la libertad y la ilustración fueran mucho más aceptables y justificables, o al menos tienen “mejor propaganda”. Analizar la emisión de la información sensible e histórica constituye un ejercicio muy importante en la coyuntura actual, en la que la reivindicación de la libertad y la igualdad también está cayendo en los límites del abuso, el vandalismo, la censura y la barbarie.

Fuente: Greer, Donald. Incidence of the Terror during the French Revolution.
Martin, Jean Clément (2017). La Terreur : Vérités et légendes