El año 1989, Bodegas Félix Callejo nace en España, en el pueblo de Sotillo de la Ribera de la provincia de Burgos. Parece reciente, pero el surgimiento de la bodega responde a una larga tradición familiar. Su empeño ha hecho realidad la iniciativa que incluso incluye al canto gregoriano.
La experiencia de Félix Callejo se dio al paso del tiempo. El conocimiento ya se lo transmitía su padre, Félix Callejo y su abuelo, Faustino Callejo, productores y comerciantes de vino en Sotillo de la Ribera, lugar natal y residencia de estas tres generaciones. Después, Félix, fue maestro de sus hijos: José Félix, el enólogo; Cristina, del departamento de exportación; y Beatriz, del departamento comercial. Con igual semblanza, los tres continúan con el trabajo de sus antecesores. Su padre, fundador y propietario de la bodega guarda en la tradición su mejor obra de arte.
En esta oportunidad, profundizaré sobre uno de sus vinos: el Callejo Cuatro Meses en Barrica 2008. Un tinto de media crianza, muy agradable y fresco para esta temporada estival. Acogido a la DO Ribera del Duero, este se elabora con la uva tempranillo, una de las cepas nacidas en el seno centenario de la familia. Para su plenitud frutal y expresión varietal, pasa cuatro meses en barricas nuevas y seminuevas de roble francés y americano. Esto hace que su sabor y aroma se combine con los toques finos de la madera. Representa un importante aval, ha sido calificado satisfactoriamente por los medios internacionales. PVP aproximado: 10 €.
Regresando a la bodega, podemos decir que su geografía es singular. Más de 100 hectáreas de viñedo se albergan a 850 metros de altitud en pequeñas laderas orientadas al sur, en unos suelos procedentes del Mioceno, pardo-calizos de buena textura, que junto al microclima característico de la zona proporciona condiciones idóneas para el buen desarrollo de las vides.
Sus temporadas también merecen mención. El periodo de vendimia dura 15 días durante el mes de octubre. Su primer paso evidente es la elaboración de los vinos. Puesto que, tras un esmerado y mimado cuidado de las viñas durante todo el año, no se pierde rumbo en estas fechas. Se realizan varias selecciones: la primera, en la cosecha que tras la recolección manual es transportada a la bodega; la segunda, la selección mediante una cinta de escogencia de racimos.; y la tercera, en una mesa vibratoria después del despalillado. Para finalmente, pasar exquisitos a los depósitos de acero inoxidable para hacer su correspondiente fermentación.
En suma, el transcurrir del tiempo es testigo del resultado. Tras el paso por las barricas bordelesas, donde reposa bajo el canto gregoriano, con la temperatura, humedad y tranquilidad idóneas para la crianza, llega a la botella, donde el vino continúa su envejecimiento hasta su gloriosa salida al mercado. Este vino duerme hasta el momento perfecto, cuando nosotros y ustedes se complacen al verlo despertar en sus paladares.
Si deseas saber más sobre esta bodega, visita el blog de Noelia Callejo. Ella es una profesional enóloga e ingeniera agrícola, cuya pasión vinícola es inconmensurable. En sus publicaciones combina el arte, el buen vino y la fotografía. Su trabajo en el campo los acercará a la belleza natural que acoge su oficio. «Es un privilegio ver cómo la ecología y la biodinámica, revive el suelo, la planta y el entorno del viñedo. Os invito a echar un ojo».
Escribe: Juan Luis Recio