Ahora que terminó la Expo Beyond Van Gogh, les recomiendo esta película animada sobre la vida del artista y descubrir a través de sus cartas a su hermano, Theo, la visión profunda de su arte.

Duración: 95 minutos

Mi calificación: 4/5

Clasificación: +13

Dónde lo veo: Amazon Prime

Cartas de Van Gogh es un título injusto para este film que hoy comento. Loving Vincent, el título original, se acerca más a mis sensaciones cuando vi esta animación sobre la vida del artista. Pero Amando a Van Gogh sería ideal porque refleja el espíritu más fiel a la película: Los que nos acercamos a ella, amamos a Van Gogh, no a Vincent, sino a Van Gogh, ese apellido que ha calado tan profundamente en la historia del arte moderno.

Vincent Van Gogh nació en los Países Bajos en el seno de una familia modesta y protestante en 1853. El nombre “Vincent” es una suerte de homenaje macabro a un hermano que nació muerto, exactamente un año antes que él. Eso, de algún modo, lo marcaría toda su vida. Comienza a pintar a los ocho años y lo hará de forma ininterrumpida hasta su muerte a los 37 años. Su madre siempre despreció su arte inclusive en el reconocimiento póstumo que el mundo entero hizo de él.

Esta animación es una travesía de Armand Roulin (el hijo del cartero de Van Gogh), en busca de Theo, para entregarle la última carta que le escribió su hermano Vincent antes de su fallecimiento. Pero lo que parecía una simple entrega, se convirtió en un viaje espiritual hacia el universo maravilloso de Van Gogh.

Enterado de que Theo ya está muerto, Armand decide viajar al último lugar que fue testigo del arte de Van Gogh: Auvers-sur-Oise. Ahí, el film hace una caracterología del pintor y nos permite entrar en su mundo interior. Un artista de una sensibilidad tan aguda que nos recuerda al enamorado de Platón:

«Y aquí es, precisamente, a donde viene a parar todo ese discurso sobre la cuarta forma de locura, aquella que se da cuando alguien contempla la belleza de este mundo, y, recordando la verdadera, le salen alas y, así alado, le entran deseos de alzar el vuelo, y no lográndolo, mira hacia arriba como si fuera un pájaro, olvidado de las de aquí abajo, y dando ocasión a que se le tenga por loco. Así que, de todas las formas de «entusiasmo», es ésta la mejor de las mejores, tanto para el que la tiene, como para el que con ella se comunica; y al partícipe de esta manía, al amante de los bellos, se le llama enamorado.»

Platón, Fedro 249e.

En imágenes que parecen inspiradas de este texto pero más de dos mil años después, Van Gogh le escribiría a su hermano, de la siguiente manera:

Mi querido Theo: un pájaro enjaulado en primavera sabe muy bien que hay algo para lo que serviría. Siente con fuerza que debe hacer algo, pero no puede…Piensa: los demás pájaros construyen sus nidos, tienen hijos y los crían. Entonces, golpea su cabeza contra los barrotes de la jaula. Pero la jaula sigue allí y el pájaro enloquece de dolor…

Van Gogh vivía este drama de estar raptado por la belleza de este mundo y relacionarse con meras sombras. A él, ningún detalle de la vida le era insignificante. Todo le conmovía al punto de exasperar hasta lo imposible. La luz era para él, la otorgadora de la belleza a las cosas y eso fue lo que intentó como artista, retratar. Esa luz que inundaba de energía a Van Gogh a pesar de sus desequilibrios emocionales y lo transformó en ese genio que el mundo no lo reconoció. Un genio, amante de la vida en su estado más puro.

Por eso, negamos la hipótesis del suicidio. Es mucho más probable que René Sacrétan fue el autor de su muerte.* Accidental o imprudente, no importa. Vincent Van Gogh en un acto de nobleza, prefirió no arruinar la vida de este adolescente y esperó pacíficamente el encuentro con esas estrellas del firmamento que tantas horas observó como amó.

Todas estas impresiones son las que me ha dejado esta película que tiene el mérito de haber contratado a más cien artistas plásticos y no ilustradores de animación para esta hazaña audiovisual. Más de 65 mil cuadros pintados en óleo para realizar el film. Los 95 minutos están impregnados de esas pinceladas gruesas, de esos colores vivos que Van Gogh trasmitió al mundo. Constantemente, en cada fotograma, sentimos que el artista de la luz y el color nos habla. Como si las imágenes estuviesen poseídas de su alma errante, seguramente, hasta el día del Juicio Final.

P.S.

  • Hay un libro Van Gogh, la vida (2011) de Steven Naifeh y Gregory White Smith que investigaron durante 10 años sobre la vida del artista, y descartan la hipótesis del suicidio. Sus investigaciones apuntan a René Secrétan.
  • Van Gogh, entre los 8 años y 37 años, realizó alrededor de 900 cuadros y 1600 dibujos que los distribuyó entre sus amigos y familiares, siendo uno de los grandes destinatarios, su hermano Theo.
  • En vida, Van Gogh vendió sólo un cuadro.
  • El registro de su producción epistolar se estima en 800 cartas, de las cuales, 650 son para su hermano Theo.
  • La calidad de su obra fue reconocida post mortem, en una exposición retrospectiva en 1890. A partir de ahí, fue considerado uno de los grandes maestros de la historia de la pintura. Su influencia en el arte del siglo XX es notoria, especialmente entre los expresionistas alemanes y los fauvistas como Matisse, Derain, Vlaminck y Kees Van Dongen.

SOBRE EL AUTOR

  • Héctor Makishi Matsuda es filósofo y comunicador social. Sus intereses están orientados en la gestión cultural y eso lo ha llevado por variadas experiencias como director de revistas culturales e intelectuales y productor artísticos de conciertos con Luis Alberto Spinetta y Nito Mestre. Ha sido docente de filosofía y latín en centros educativos en Buenos Aires y Guayaquil.
  • Tiene un blog de crítica audiovisual «Cine consentido» y actualmente, es presidente de la Asociación Civil sin fines de lucro «Ágora» que se dedica a la formación juvenil en temas de Humanidades.

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