Desde las soleadas tierras de Ica nace el pisco Alcides Uribe, un destilado trabajado desde la pasión por el buen beber que hoy busca ser compartido con el público general. Conversamos con Javier Uribe para conocer más del origen de este producto.

Cuando uno recuerda Ica, resulta inevitable pensar en el pisco; aquel destilado virtuoso que es símbolo de orgullo para los peruanos y que es reconocido en todo el mundo por sus cualidades. Desde hace mucho tiempo, en tierras iqueñas se ha construido una tradición alrededor de la vid y, por ello, muchos se han aventurado a trabajar sus propios destilados familiares. El pisco Alcides Uribe es producto de ello.
Ubicados en Yanquiza, Ica; la familia Uribe cuenta con un amplio territorio de 2.8 hectáreas en las cuales se han sembrado uvas de quebranta en su mayoría, sin embargo, también podemos encontrar torontel y algunas italias que recién están en etapa de crecimiento. En esta chacra la vid es la quebranta negra, la legítima de Ica y con la cual han trabajado sus destilados desde 1982.

En cuanto a los suelos, Javier Uribe explica lo siguiente: «Yo catalogo la tierra de una manera. Acá en Ica puedes encontrar suelos de primera, segunda y tercera categoría. El nuestro es de primera: es arenosa, suave, no está llena de maleza; por lo que nuestras parras crecen en tierra pura». Además de la riqueza del suelo, las cosechas son igual de vigiladas para obtener destilados puros. Para ello, los propietarios trabajan, en promedio, entre los 16 y 18 grados Brix.
Contrario a lo que se creería, este pisco no nació bajo un deseo comercial, sino desde el corazón pisquero de los propietarios que crearon con pasión un pisco familiar. En Ica, suele ser tradición que cada familia tenga un destilado de la casa y, en el caso de los Uribe, su pisco ha sido motivo de orgullo por su espléndida calidad. «Acá en Ica la tradición es que cada familia tenga su pisco y nosotros estamos orgullosos de lo que tenemos. Cuando hay una reunión de amigos siempre llevo mi pisco y, si voy a beber algo, prefiero que sea ese», comenta Javier.

Precisamente, por ese trabajo tan dedicado a sus parras, la vid de Alcides Uribe tiene un racimo muy bien formado con granos estructurados y abundantes. Estas plantas tienen un promedio de 24 años para arriba, pues en todo el terreno se pueden encontrar parras jóvenes como otras más maduras. Estas tierras son propiedad de la familia desde 1964, aunque empezaron a ser trabajadas posteriormente.
La mejor cosecha de los Uribe tuvo 175 cilindros en promedio y cada uno contaba con 78 kilos aproximadamente. Cada vendimia resultó laboriosa, y los resultados han ido mejorando año tras año. Como registro de este progreso, la familia conserva ejemplares de cada botella producida. «Yo tengo nuestros piscos desde el año 1982 que mi papá guardaba. Por cada cosecha tenemos uno», explica Javier Uribe.
Hasta aquí la historia es inspiradora, sin embargo, la parte más hermosa está en la herencia de este cariño por la vid que se ha pasado a la siguiente generación. «Mi hijo viene desde los 8 años con su abuelo a la chacra. Él lo ha gozado en estas tierras», cuenta Uribe. Javier (hijo) ha abrazado la cultura pisquera. Es quien más respeto y empeño ha invertido en hacer crecer esta marca. Hoy en día, este pisco familiar quiere compartirse para deleitar más paladares.

«Antes, cuando se pisaba la uva, el tanino y la acidez lo daba el armazón de la uva; pero eso se perdía con la candela. Ahora con la despalilladora ya no necesitas pies, sino que obtenemos directamente el jugo de la uva. En el pisco, la clave está en la destilación», explica el padre. El pisco quebranta Alcides Uribe es redondo, armonioso, con aromas vegetales sutiles que se obtienen de combinar la tradición con la vinificación moderna.
Si tú también eres amante de este espirituoso y quieres dejarte sorprender por las bondades del exquisito pisco quebranta Alcides Uribe, esta es una carta expresa para invitarte a probar este destilado artesanal trabajado con uvas selectas y esa pasión entrañable que garantiza un pisco de excelentes cualidades.
Escribe: Fiorella Gómez (@periodisteando.pe)