Con sus elegantes piezas de arte, la artista peruana embelesa los ojos de cualquiera. Conoce un poco más sobre la escultora que dejó los números para vivir de aquello que estremece sus sentidos.

La industria del arte ha sido afectada por la pandemia. Frente a ello, el arte y otras actividades ofrecen diferentes perspectivas de vida, permitiéndonos recuperar la esperanza. Como dice un dicho, los sueños, sueños son hasta que se cumplen; en tal sentido, poco a poco nuestras pasiones nos sumergen a nuestro lugar idóneo en el mundo. Eso le sucedió a Ana Cecilia Farah, a quien su gusto por el arte y la escultura la fue alejando de las oficinas de administración, una carrera que había estudiado pero que no terminó por satisfacer sus más grandes deseos. 

“Nunca pasó por mi mente estudiar arte. Cuando salí del colegio, solo pensaba en administración o economía”, nos cuenta la exfinalista del Concurso Pasaporte para un artista organizado en 2007 por la Embajada de Francia en Perú. En efecto, no hace falta forzar los caminos para terminar trabajando en aquello que te apasiona. A medida que conversábamos con Ana Cecilia, pudimos apreciar que sus aspiraciones están canalizadas en la existencia. Ella simboliza su forma de ver la vida en sus esculturas, donde las metáforas sobre el caos configuran un constante cambio o un orden casi perfecto. 

En sus obras, se aprecia un sinfín de materiales utilizados. La naturaleza, vegetación y las formas de plasmar a la persona de a pie tiene mucha relevancia en lo que sucede diariamente. Nuestra compatriota, expone esculturas contemporáneas que no dejan de asombrar a su público. “Buscaba en muchas cosas, no necesariamente mías, para poder inspirarme”, nos resalta Ana Cecilia cuando le preguntamos acerca del proceso creativo que conforma el primer paso en sus muestras. 

Argentina, Ecuador y Chile son algunos de los países de la región que nuestra artista visitó y donde pudo aprender nuevas técnicas. Las exposiciones fueron una vitrina para Ana Cecilia. Pudo compartir su arte en lugares como en Ciudad de México, Madrid, Miami, Santiago de Chile, Bogotá, Buenos Aires y París. Sin embargo, fue durante su estadía en Londres donde pudo despertar todos sus conocimientos cuando fue alumna del programa Fine Art de Goldsmiths University London

“Muchas veces, el europeo busca cosas de aquí. Del mismo modo en que los latinos queremos ver el arte extranjero. Por eso, siempre hay una especie de híbrido en mis obras”, señala la reconocida artista, esperanzada en que la pandemia cese tarde o temprano. Además, nos cuenta que muchas de sus muestras están relacionadas con la construcción de una o más formas de vida a partir de los cambios económicos, políticos y sociales que el mundo atraviesa constantemente.

Ana Cecilia también expone toda su técnica y destreza en los tejidos que busca plasmar la vida contemporánea. Usando toda su paciencia y sus manos, demuestra el talento que tiene en lienzos cuya expresión refleja en lo antiguo que repercute en la modernidad de hoy. Su pasión la transformó en una de las mejores artistas del Perú para iniciar una ola de muestras que se vienen observando en la capital. El arte necesita personas con hambre de pasión que termine por satisfacer sus más grandes deseos y que mejor dejando el nombre del Perú en alto.

Escribe: Jhair Luque