Ubicado en el corazón de San Isidro, «Baco y Vaca» es la travesía ideal para los carnívoros. Bajo esta premisa, decidieron abrir una sucursal en Miraflores (Av. Benavides 1866) que promete deleitar paladares con su propuesta gastronómica.
Nació como un restaurante de cortes parrilleros al estilo argentino en la Av. Dos de Mayo, pero, con el tiempo, acogió influencias locales e internacionales que lo han llevado a ser el favorito de sus clientes. De las manos del jefe de cocina José Siguas y el master grill Cesar Sequeiros, su carta simboliza un abanico de posibilidades desde el primer momento, principalmente vinculadas a la res y al cerdo. Siempre son fieles a su estilo: «La comida peruana es nuestra pasión y la parrilla nuestra bandera».
En «Baco y Vaca» los cambios son constantes: arquitectura, decoración y una carta que se renueva con frecuencia. Nunca se durmieron en sus laureles, pues buscan la excelencia a través de ofertas gastronómicas equilibradas, deliciosas, saludables. En la apertura de su nuevo local prometen acoger al público en un amplio salón principal para 70 personas, además de dos espacios privados y dos terrazas.
Se han dispuesto a experimentar y aflorar el espíritu «Nikkei». La tendencia de fusionar la carne con toques japoneses y peruanos es evidente en los platos que ofrecen a través del «Kamado», horno-parrilla mundialmente famoso. Gracias a su diseño versátil, este permite cocciones largas, parejas y jugosas que se disfrutan en entradas como «Empanaditas Angus» (finos cortes de carne, huevo de codorniz, maní aderezado con cebollas y finas hierbas) o un plato de fondo: «Tomahawk» (ancho filete de gran sabor y una jugosidad excepcional).
La carta es completa y para todos los gustos. Incluyen diversos sabores, texturas, así como nuevas técnicas de cocción: piqueos, entradas a la parrilla, pizzas, pastas, ensaladas y más. No podemos negar que su fuerte son las carnes. Ahora apuestan por la «Degustación de chorizos» que trae cuatro sabores: Angus, carne y champiñones al champagne, cordero y de Kare. Puede acompañarse de sus platos de fondo o como ellos le llaman «Reinvenciones de Baco». Algunas de las opciones que arrojan son «Lomo saltado Angus» y «Costillar de cerdo en salsa BBQ».
No cabe duda de que el sello principal de este restaurante es el maridaje, proceso que consta de unir comida y bebida para que calcen como anillo al dedo. Hoy en día la gastronomía destruye barreras. Un país culinario como el nuestro permite que todo tipo de bebidas sean maridables, no necesariamente los vinos «Blancos», «Rosados» y «Tintos» que otorga este bistrot.
Con esto me refiero a los cócteles de autor que se encuentran en su carta. Desde un «Tropical Punch» (Appleton Estate, piña, sirope, limón, San pellegrino, orange bitter) hasta un «Cacao Nikkei» que abraza las fusiones y trae consigo Mosto Verde Albilla, Cynar, Campari, Cacao, Yuzu, chocolate bitter. Incluso si te animas por la coctelería clásica, puedes probar el «Pisco Punch», «Mojito», «Pisco Sour» y «Gin Tonic». El cielo es el límite cuando se trata de engreír a los comensales.
Cuando hablamos de un restaurante experto y especializado en carnes, no se suelen resaltar los postres. Sin embargo, en esta oportunidad haré una excepción porque lo amerita. El «Tiramisú» de té verde es casi una obligación si quieres endulzar tu día. También puedes optar por el «Carrusel», la cuota perfecta que incluye cuatro postres seleccionados por el chef. Así es «Baco y Vaca», una explosión de sabores desde cualquier ángulo. No te lo pierdas.
Escribe: Valeria Burga (@valeria.burga26)
Fotografía: Andrea Saravia (@andre.milene)