Nuestro país formó parte de la competencia más importante de bartenders a nivel internacional: World Class. Luis Alza, el galardonado como «Bartender del año», es quien nos representó en este certamen. Esta es su historia.

En primera instancia, Luis pensó en estudiar periodismo deportivo, pero no pudo. En su búsqueda de carreras técnicas, encontró una opción en la coctelería. «Estando ahí, la misma carrera te va cautivando y enamorando. Estoy seguro de que era mi destino y lo que más me gusta es sentir que estoy dejando una huella y abriendo el camino a próximos talentos del país», nos cuenta. Inició en el 2011 en Malabar, restaurante de Pedro Miguel Schiaffino. Luego pasó por Amaz, abriendo el concepto. También en Maras del hotel Westin, en Bottega Dasso y en La Niña. En los últimos años trabajó como asesor en Dadá y finalmente en Don Nico, donde se encuentra hasta la actualidad.

Como competencia y plataforma de inspiración, World Class tiene la misión de invitar a las personas a disfrutar del buen beber de la misma manera que se preocupan por el buen comer mediante experiencias inolvidables durante todo el proceso. En sus más de 12 años, ha apoyado, capacitado e inspirado a más de 400.000 bartenders de más de 60 países, al mismo tiempo que los ha asociado con las mejores bebidas espirituosas del mundo el portafolio de lujo de Diageo con icónicas marcas: Johnnie Walker, Tanqueray y The Singleton. En nuestro país, Luis Alza se consagró como digno representante.

«La competencia en Lima fue una convocatoria para bartenders peruanos que estaban interesados en participar a través de una preselección de 16 integrantes. Hubo una fase previa donde nos pedían realizar una lista de cuatro cocktails. Después de eso, pasamos ocho bartenders y competimos en el Country. Ahí también tuvieron lugar dos competencias pautadas y los tres con mejor puntaje pasaban a la final. En esa fase realizamos cuatro cócteles en un tiempo de ocho minutos con mucha presión, un público grande y hartas dosis de adrenalina»

revela.

Ahora que Luis ha llegado al World Class, apunta a lo más alto. Quiere dejar un sello con el nombre del Perú incorporando insumos locales ante exponentes de todo el mundo. La competencia de este año en Sidney se basa en cuatro retos con Don Julio, Singleton, Johnnie Walker y Tanqueray. «Hay preconceptos que nos dan con estas marcas y, a partir de esto, armamos cócteles inspirados en los productos y sabores de nuestros países. Soy consciente de que esta presentación es una oportunidad para poner al Perú en la vitrina coctelera del mundo. Por eso estoy llevando Camu Camu, cedrón, vino de oca de Cusco, licor de Ajíes, yacón, alcaparrones de Ica, entre otros. Son dos días de competencia en los cuales, quienes obtienen los mayores puntajes, pasan a la final para quedar entre los diez mejores bartenders de esta fase».

Después de que pase toda la locura e intensidad del campeonato mundial, una de sus metas a corto plazo es continuar viajando para capacitarse y traer el mejor nivel a tierras incas. Asimismo, en un futuro nos confiesa que, con toda esa mochila de conocimientos, quisiera abrir un bar en el que pueda plasmar todo el aprendizaje adquirido en estos años. Estamos seguros de que así será.

Luis Alza asegura que esta carrera está llena de muchos sacrificios, especialmente las fechas importantes en las que no puedes estar con tus seres queridos para enfocarte en hacer felices a otros. «Creo que alcanzo la felicidad cuando alegro a un cliente que no conozco, pero logro una relación a partir de mi trabajo con un cóctel. Si les apasiona el hecho de crear cosas, considero que sí están en la línea correcta. Mi mensaje clave es la motivación, que se capaciten y que persigan sus sueños con constancia y responsabilidad, siempre detrás de una barra», puntualiza.

Escribe: Valeria Burga (@valeria.burga26)

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