La idea de formar una sociedad entre Domaines Barons de Rothschild (Lafite) y la familia Catena nació en 1999. El entusiasmo inicial se convirtió rápidamente en un plan concreto para producir un solo vino que combinaría las culturas francesa y argentina y las dos uvas características de cada productor: malbec y cabernet sauvignon, principalmente. La familia Catena ha elaborado vino durante cuatro generaciones. En consecuencia, pudo aprovechar su vasto conocimiento de los terruños de altura de la región de Mendoza, así como su pasión por el malbec para encontrar los mejores viñedos. DBR (Lafite) aportó, por su parte, su habilidad centenaria en el cultivo, vinificación y crianza del gran cabernet sauvignon, así como su vasta experiencia en la mezcla de diferentes variedades de uva para producir un vino que es mayor que la suma de sus partes.

Los intercambios y trabajos de selección comenzaron en 1999 para producir la primera añada de Caro en el 2000. El éxito de las añadas tempranas resultó en la creación de otro vino en 2003: Amancaya que, como su hermano mayor, se basa en un equilibrio armonioso entre la identidad de la Argentina y Burdeos: estilo. Este vino ya es un clásico en Lima. Tiene un color rojo picota con destellos brillantes de violeta y una capa de tono azulado. Vino de lágrima densa. En nariz destaca por sus aromas perfumados con grandes sensaciones de fruta roja madura, fresas, frambuesas y fruta del bosque. Notas especiadas y tostadas se perciben hacia un fondo. En boca es estructurado y bien equilibrado, taninos sedosos y muy deliciosos. Final agradable y prolongado. Pasa doce meses en barricas de roble francés, con un 20% en barricas de primer uso.

La elaboración es muy particular. Las uvas se cosechan en cada región, el cabernet sauvignon en Burdeos (Francia) y las malbec en Mendoza. Cada una se vinifica por separado siguiendo un estándar en común, recolección manual y despalillado de la uva; maceración en frío y fermentación en tanques de acero inoxidable por 3 a 4 semanas. El ensamblaje se realiza en Mendoza y posterior a esto se realiza su maduración en barricas de roble. Luego, bodegas Caro decidió celebrar la variedad de uva por la que los viñedos de Argentina son famosos al seleccionar un malbec puro, Aruma, a partir de la cosecha 2010. Cuando lo pruebes lo verás con un rubí profundo. En nariz tiene notas de frutas rojas como ciruelas maduras, cerezas y frambuesas. En boca es fresco, jugoso y ligeramente picante, un equilibrio único entre acidez, taninos suaves y alcohol, seguido de un final largo y delicado. Es envejecido en cubas de acero inoxidable.

La bodega Caro, en el corazón de Godoy Cruz (Mendoza), produce vinos desde la cosecha 2003 y sirve como ancla del proyecto Caro, que consistíe en la rehabilitación del edificio histórico y los jardines con el fin de ampliar la bodega y abrir la bodega al exterior. Tiene un viñedo que cubre ocho hectáreas sobre suelos con depósitos calcáreos y de piedra caliza a 1000 metros de altitud en Paraje Altamira, San Carlos, Valle de Uco. Por último, tienen también el vino Caro, el top, que es elaborado con extremo cuidado, del mismo modo que los Grands Crus de Burdeos. Actualmente su elaboración es responsabilidad del francés Philippe Rolet quien trabaja junto al equipo técnico de Chateau Lafite Rothschild. Las uvas, cuidadosamente cosechadas y seleccionadas, una vez despalilladas se depositan en cubas de acero inoxidable con control de temperatura donde se realiza la fermentación alcohólica. Posteriormente se lleva a cabo la maceración, proceso que toma unos 20 días y durante los cuales se realizan remontajes para favorecer la extracción de taninos y fijar el color.

La fermentación maloláctica de Caro se produce naturalmente en el interior de las cubas, luego el vino es transferido a barricas de roble francés fabricadas en la Tonelería de Domaines Barons de Rothschild en Pauillac (80% de ellas de primer uso) donde permanece por un periodo de 18 meses hasta su fraccionamiento definitivo en 2019. Tiene un color rojo rubí con reflejos violáceos, ofrece una aromática fiel a su estirpe bordelesa con tonos de frutos rojos maduros, especias dulces, violetas y hierbas aromáticas en perfecta armonía con los tonos de una crianza prolija e integrada al vino. En boca es sutil, aterciopelado y sabroso con taninos firmes que no alteran su elegancia. Final prolongado y complejo con un gran potencial de envejecimiento. Una bodega para seguir y convertirla de culto.