Ladrillos artesanales, de arcilla, rojizos y a veces muy comunes; otras, no tanto. Descubre el uso de este material sostenible en el revestimiento de interiores y exteriores.
De arcilla, rojizos y a veces muy comunes; otras, no tanto. Algunos lo adoptan por ser una opción sostenible; algunos otros, porque se ajustan mejor a sus presupuestos. Sin embargo, no pasa desapercibido por sus características estéticas. Así es, me refiero a los ladrillos artesanales, esos que estamos acostumbrados a ver por todos lados a lo largo y ancho de nuestro país, y del mundo.
Esos pequeños bloques rectangulares pueden ser fabricados artesanalmente, cuando son moldeados uno a uno por miles de manos; o semiindustrial e industrialmente, cuando el uso de maquinaria es imprescindible para su producción masiva.
Estos ladrillos llevan en el mundo más años de los que podamos imaginar, se alega a que fueron introducidos en el siglo VII a.C., por los griegos, cuando dominaban la Península Ibérica. Utilizados también por los romanos al construir acueductos, anfiteatros y baños recubiertos por mármol, o combinándolos con piedras.
La terminación o coloración característica de los ladrillos se genera por un exceso en el transcurso de la cocción. Han prevalecido en el tiempo, e integrados en la arquitectura contemporánea por su color rojizo. Este le brinda las posibilidades estéticas que muchos arquitectos buscan, y los emplean en fachadas de edificios, decorando exteriores, y hasta interiores.
Con el paso de los años, el mismo ladrillo envejece de una manera tal, que le da un aspecto atemporal y sólido, que permite que las construcciones se incorporen artísticamente con paisajes urbanos o rurales. Como es visible en los edificios de viviendas del Banco Urquijo en Barcelona, diseñado por el arquitecto José Antonio Coderch de Sentmenat; o inclusive en la fachada del Museo De Yves Saint Laurent ubicado en Marruecos, y diseñado por el estudio parisino KO.
Ahora, se conoce que estos ladrillos son una opción sostenible por el material que los compone: la arcilla. Lo que los convierte en un material reciclable; claro, cuando no se le añaden demasiados compuestos para que sean más livianos. Al ser tratada naturalmente, se conservan las ventajas del uso de los ladrillos artesanales. La tierra de estos ladrillos propiamente poseen bajos índices de radioactividad, son aislantes y su poseen capacidad térmica.
Utilizados de la manera correcta, los ladrillos de arcilla artesanales pueden ser un material estético para fachadas o pavimentos, que poseen un toque rústico que bastantes prefieren. Un actual ejemplo es la Casa LT, diseñado por el estudio arquitectónico Tropical Space.
Escribe: Fabiana Deekes (@fabianadeekes)