A mediados del año pasado, caí bajo el embrujo de un documental de Netflix sobre minimalismo, pero no hice mucho al respecto porque tenía mucho trabajo. Con lo de la cuarentena, pensé, sería la oportunidad para organizar mi apartamento, sin embargo, Zoom se encargó de drenar cada onza de energía y llevar casi a la extinción mis agotadas neuronas. Mientras tanto, devoré todo lo que encontraba de Mari Kondo[1], hasta que hace poco terminó el semestre universitario, y entonces sí, al fin sin excusas, inicié este ejercicio de crecimiento personal con el armario.

Analizar tu clóset puede ser considerado frívolo, desafiante y emocionalmente agotador.  En esta evaluación, algo empezó a mortificarme: pasé de si me gusta o no la ropa que poseo, a cuestionarme si era realmente la apropiada para los casi 50 años que ostento. Por cierto, recordé algo que leí sobre la tendencia a continuar maquillándonos de la misma forma que aprendimos en la juventud. Por esa razón, vemos a muchas señoras con remanentes ochenteros en ojos y mejillas. ¿Estaría yo haciendo lo mismo con mi ropa?

¿Qué tan joven puedo mantener mi armario sin que el largo de la falda esté muy corto,  mi escote muy profundo o los estampados muy juveniles? Mi madre no viste con la rigurosidad que vestía mi abuela y la juventud actual, no parece prestarle ni la mínima atención al tema. Repasé los síntomas de la midorexia[2]  y parece que no la sufro al 100%. ¿Debería importarme porque de lo sublime a lo ridículo, hay solo un paso? o porque  ¿el sentido común tiende a hacer el más escaso, y si es para vestirse, hay menos? ¿Dónde está el manual actualizado que lo indica?

Frases como “los 40s son los nuevos 30s y los 50s son los nuevos 40s”  son el resultado de un cambio de percepción social y cultural sobre el adulto maduro y el adulto mayor [3] que empezó a generarse hace unos diez o quince años atrás producto de una mejor calidad de vida. La presión laboral de no caer en la obsolescencia tecnológica  hace de Facebook y Twitter territorio conocido para este rango de edad. La industria de la moda, promotora de cambios y captadora de nuevos nichos de mercado, junto con las redes sociales, han servido para exponer adultos maduros y mayores que representan un lado de la moneda, más activo, creativo y asertivo. Poco a poco, se convierten en modelos y agentes de cambio para muchos que en pocas décadas estaremos allí.

En el ambiente laboral, la longevidad ha sido marginada por ser asociada, entre otras cosas, con cierta resistencia al cambio, lentitud en la capacidad de respuesta y las mujeres llevan la peor

parte. El machismo y la sexualización no han desaparecido, por lo que resulta curioso que la moda perpetuadora de la eterna juventud esté tan abierta a promover otros cánones.  Si, envejecer con la mejor versión de nosotros, sin hacernos socios del cirujano plástico, empieza a posicionarse dentro de la industria de la belleza.  Esta mejor versión se logra con el manejo del estrés, buenas horas de sueño, alimentación balaceada, ejercicios y disfrutar de la vida y de las cosas que realmente importan (casi nada). Aun así, no nos perdamos, también tiene que ver con el poder de compra y toma de decisiones de este segmento de población. Eso, también ha cambiado.

Cada tanto, publican consejos para ser una mujer elegante, para llevar los años con altura, sin contar con el sustancioso número de canales en YouTube que se especializan en orientar cómo vestirse a partir de la cuarta década. Entonces veo a Iris Apfel (93), la profesora Lyn Slater de “Accidental Icon[4] (66), Anna Wintour (72) o la modelo Linda Rodin (65) y pienso: yo quiero ser así cuando sea grande. 

Por mi edad, creo que estoy en el limbo de los largos, profundidades y estampados indeterminados, pues no soy tan joven, pero tampoco tan madura y mucho dependerá de mi personalidad, mi estilo y lo que tenga de juicio para llevar lo que use. Algunas licencias, entiendo que todavía me aplican.

He buscado el origen de estos largos arbitrarios de faldas y edad y no logro encontrar todos los datos, pero una de mis teorías tiene a la rodilla como chivo expiatorio, pues modistos como  Coco Chanel, Karl Lagerfeld y Christian Dior detestaban las rodillas porque según ellos  envejecen “feo” y es por ello que, mientras más edad, más bajaban los ruedos de las faldas para cubrirlas. Entre los 16 y los 19 años la medida más popular son los 36 centímetros, a los 23, sube a 32 centímetros. A los 27 años, las faldas van creciendo hasta los 37 centímetros.  Aunque hay cierta aceptación por acortar la falda entre 27 y 34 años, a partir de los 35 baja como en caída libre hacia el tobillo. 

Sin embargo, los largos de las faldas de moda pueden que nos sirvan para medir cómo está la situación económica mundial[5]: si la falda se usapor encima de la rodilla es que la economía va en crecimiento, pero durante la crisis la falda tiende a tener el ruedo por debajo de la rodilla o más. Si bien las tendencias de estas décadas, tiene largos variados, la verdad es que no veo muchas minis en la calle en estos meses.

Será cuestión de sacar un listado propio de reglas y consejos “à la Carolina Herrera” pero sobre todo estar cómodos y a gusto.  A esta edad, la gran mayoría ya se ganó la libertad de vestirse como le sienta el día.  Sigo sin terminar el proceso de depuración de mi closet: descubrí con horror dos cosas que no ayudan, una, no tengo tanta ropa como pensaba y dos, me gusta mucho todo lo que tengo.


[1] Ha escrito cuatro libros sobre el arte de organizar y lleva vendidos casi cuatro millones de copias en treinta y tres países, en los que es considerada un fenómeno de superventas. 

[2] Un estudio publicado por University of Alberta, el término Midorexia se ha creado recientemente y se refiere a la crisis de mediana edad. Se manifiesta cuando las personas no aceptan su edad.

[3] Se puede definir la etapa de adulto maduro o madurez como el período del ciclo vital humano que empieza entre los 35 y los 40 años y termina entre los 60 y los 65.  La edad inicial para  adultos mayores  es  65 años. Otros autores indican que inicia a los 70 años.

[4] Ícono por accidente. Cuenta de Instagram

[5] https://www.segurosdetuatu.es/posts/segun-el-largo-de-tu-falda-los-otros-indicadores-sobre-la-economia