Nadie hubiese podido predecir su incursión en el mundo de la narrativa teatral. Daniel, ese pequeño niño de ascendencia peruano-japonesa, tuvo una adolescencia alejada del teatro. Confiesa que sus únicos acercamientos eran haber “divagado en una que otra obra escolar”. Tampoco le llamaba la atención conocer los anfiteatros. Sin embargo, aquel estudiante de la UPC graduado de la Facultad de Comunicaciones se atrevería a ingresar por el umbral del arte con tintes trágico-cómicos. Así, se convirtió en la viva imagen del “querer es poder”. En esa línea, continúa desarrollado una carrera en el teatro. No importa lo que pudo pasar. Ahora, está disfrutando de las obras que dirige.
Goya indica que, actualmente, es común que los actores peruanos comiencen en la escena dramática luego de graduarse de la Facultad de Humanidades. Fue así como tras haber culminado la universidad hace varios años, y con miras de probar nuevas experiencias, se inscribió en un taller de actuación. Lo que no sabía era estaba a punto de adentrarse en un fascinante universo.
Todo comenzó cuando ingresó a Facebook para relajarse luego del agotamiento por las largas horas de trabajo. Mientras scrolleaba, encontró “Taller de Actuación para No Actores”, dirigido por la talentosa actriz Wendy Vásquez. “No demoré en llenar el formulario ni mucho menos en hacer la transferencia”, recuerda. Era una oportunidad para comenzar una nueva etapa en su carrera. El filósofo Soren Kierkegaard hubiera dicho que es un claro ejemplo de que nuestra vida expresa el resultado de nuestros pensamientos dominantes. El teatro había estado esperándolo desde siempre sin que él lo supiera hasta entonces.
Poco tiempo después, gracias a un taller de montaje dirigido por el actor y director Carlos Galiano, pudo comprender el compromiso que involucraban las artes escénicas. Ese fue el momento revolucionario que cambió su vida por completo. “La idea de diversión estaba, en cierta medida, implícita en el teatro; pero en la vida implica mucho mayor compromiso con el montaje real”, explica. A partir de ese taller de tres meses, empezó a ver el arte escénico desde una perspectiva más seria y ambiciosa.
Empezó con pequeños talleres para remontarse en la dirección teatral. Estudió dramaturgia en cursos dirigidos por Alonso Alegría, y otro con la directora peruana Mariana de Althaus Checa. Luego, llevó “Introducción al Método Stanislavski”, propuesto por Mikhail Page. Cuando Carlos Galiano presentó el “Taller de formación profesional de actores”, no lo pensó ni un segundo y se inscribió. Para él, esta ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida.
Daniel siempre supo que quería vivir de las crónicas, aquella es su verdadera pasión. Una de las cosas que más le interesaban cuando se graduó de la carrera de periodismo es el enfoque literario, esa capacidad para “escribir crónicas no solamente noticias”. Por ello, no fue difícil encontrar un nexo entre la narrativa literaria y la escénica, pues considera que la composición aristotélica de personaje-objetivo-obstáculo es la homogeneidad entre los dos formatos artísticos.
A pesar de que duerme poco y las noches en desvelo lo persiguen en la luz diurna, no se arrepiente de contar con varias responsabilidades. En el 2019, debutó como director y guionista de la obra teatral Verdades, la cual resumía tres historias cortas sobre cómo afrontamos las verdades más incómodas y dolorosas de la vida. Luego de unos meses, pensaba crear El Club de los Aquellos. Esta idea nació en el 2019 con el objetivo de formar un grupo de teatro independiente. Tras una función en el Centro Cultural Amaru, Daniel divagaba junto a Flavia Goya. Así, se propuso la idea de los Aquellos a partir de una frase de la obra: “Ello son los aquellos. Los otros. Las personas que no son parte de nosotros”.
Dentro de la incertidumbre de la pandemia, no titubeó y le propuso a Flavia darle vida a “El club de Los Aquellos” junto a su segunda obra El Proceso, cuyo estreno es el 25 de septiembre. Esta obra presenta la historia de los “workaholics”, a partir de allí surge la sátira de cómo la empresa se puede convertir en una especie de religión.
Este proyecto realmente promete. Es la primera obra peruana seleccionada para participar en el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami 2020. Daniel Goya reflexiona sobre el teatro y explica que, si ya empiezan a los festivales internacionales de obras online, esto puede cobrar mayor relevancia para las personas. El Proceso es el producto de un dramaturgo peruano que combina la dedicación y pasión por la escena con un talento innato para contar historias.
Escribe: Alessandra Carrión