La tradicional plaza se ha convertido en uno de los lugares donde el arte del baile se hace presente. En Cocktail, decidimos adentrarnos en este lugar y conocer el talento profesional de los bailarines.
Los fines de semana, deja de ser un lugar desocupado para convertirse en el centro de danza de muchos peruanos. Al son del tambor y la trompeta diversos grupos artísticos bailan acompañados por las palmas de los transeúntes, quienes se quedan admirados por el profesionalismo que demuestran. Recorrer este sitio un sábado por la tarde es visualizar un escenario donde el arte y la tradición peruana es muy evidente.
Grabiela Iparraguirre es una de las bailarinas pioneras en este sitio y también forma parte del equipo fundador de la Asociación Cultural Villano Caporal. Caminaba junto a sus amigos una tarde calurosa cuando se dio cuenta que este Paseo era el lugar perfecto para ser su centro de ensayo. Hasta el día de hoy, llevan 5 años danzando en la plaza.
El elenco de baile está conformado por amigos que estudiaron juntos en la Universidad Federico Villa Real, es por ello que el término “Villa” se encuentra dentro de su denominación. Ellos unieron sus talentos para formar un equipo que encuentra, a través de la danza, su lugar ideal, y cada fin de semana lo demuestran al bailar más de cuatro horas seguidas.
Haciendo honor a su nombre, la danza folklórica Caporal es su preferida. Marcan los pasos, aprenden las coreografías e incluso saben al derecho y al revés las melodías. Sin embargo, durante los años, han ido integrando diferentes bailes como la Morenada y el Festejo.
“Entre todos transmitimos felicidad. Ninguno de los que estamos acá son obligados en venir, aquí solo vienen porque les nace, porque buscan liberar el estrés. Juntos unificamos fuerzas y entre todos brillamos” mencionó Gabriela Iparraguirre a Cocktail.
En el mismo lugar, la música de tondero se hace presente y Richard Castro es uno de los que, sonriente, la danza . Además de ser amante del baile, él es profesor de la Academia «El Mochero» y practica junto a sus alumnos los fines de semana en esta gran alameda.
La música del norte, en especial la de la cultura Moche, es su folklore favorito para bailar a pies descalzos. Es por ello que este grupo tuvo la iniciativa de ser los representantes de la marinera norteña. Los concursos ganados hablan mucho de su profesionalismo y el amor que tienen a este arte.
Con 18 años de creación, la academia refleja la unión familiar y la responsabilidad de difundir las danzas típicas del Perú.
“No solo enseñamos a bailar, nosotros también formamos a los estudiantes, les enseñamos nuestra cultura, el amor a nuestras raíces. A defender nuestro patrimonio cultural” destacó el profesor Richard Castro.
Richard reafirma mediante sus prácticas que la danza no tiene restricción de edad, es por ello que se puede apreciar a diversas personas disfrutar alegremente la música norteña mientras mueven el pañuelo con el viento.
Al atardecer, la tradicional música de la diablada también destaca en la plaza. Víctor Portocarrero, igual que Gabriela y Richard, es uno de los danzantes que recurren al lugar para practicar sus coreografías. Para él, no hay día de descanso pues durante la semana danza sin cesar junto a los demás integrantes que conforman la Asociación Cultural Qolla.
Víctor comenzó su carrera artística desde muy joven, cuando se encontraba en el colegio. Sin embargo, fue en el 2014 que creó esta asociación cultural que le llena de orgullo y felicidad. Actualmente cuenta con más de 100 integrantes que demuestran el profesionalismo y el arte a través de sus movimientos.
Ellos tienen como principal enfoque el folclore Puneño, por lo que La Diablada es su danza emblema. Con sonrisas, gritos y cantos de alegría practican este baile hasta alcanzar la perfección. Sin embargo, no están solos en esos momentos. Junto a ellos se encuentra la figura de la Virgen de la Candelaria, su principal devoción. Desde que llegó a sus vidas en el 2016 no han dejado de llevarla a todos los ensayos y por su puesto, a sus presentaciones.
“El amor por la danza, la fe y la devoción de nuestra virgen de la candelaria es lo que nos une” comentó Victor Portocarrero, cofundador de la Asociación.
Los bailarines, distribuidos a lo largo del lugar, danzan bajo la luz del caluroso sol y algunas veces bajo la lluvia. Para ellos no existe situación que los detenga. En esta etapa donde la pandemia sacó el lado sombrío del país, ellos bailan para transmitir la alegría que les fue arrebatada.
Escribe: Andrea Palus (@andrepalus)