El bolso es un complemento que siempre tenemos en cuenta al momento de armar un outfit. Ya sea grande o pequeño, este componente es esencial para cualquier look. Vamos por el origen. Su uso es tan antiguo como la propia civilización. Es importante destacar que hay una época exacta para la aparición del bolso. No obstante, existen indicios de que las comunidades nómadas de los primeros humanos utilizaban una especie de bolso en sus actividades de recolección de alimentos. Esa bolsa, hecha con cuero, era conocida con el nombre de alforja.

Los egipcios solían maquillarse y perfumarse con productos naturales que almacenaban en bolsas. De hecho, en las tumbas egipcias se pueden ver diferentes representaciones de cómo cargaban una especie de bolsa amarrada a la cintura en donde guardaban este tipo de objetos. Por su parte, los griegos llamaban birsaa a una especie de bolsa elaborada de cuero que solía servir de bolso de viaje. Era pequeña, no superior a los treinta centímetros de largo y algo menos de ancho.

Los documentos de finales del XV hablan de bolsas de seda y de bolsitas relicario bordadas con motivos religiosos enriquecidos con perlas y oro de Chipre. Algunas se adornaban con cascabeles de plata. Era una especie de alarma, usada por el hombre y la mujer. Durante los siglos XVI y XVII el bolso se llenó de adornos, dijes y detalles que hacían de él una pequeña obra de arte. En el siglo XVIII nace un nuevo modelo de bolso: el estilo cartera. Estaba fabricado con diversos materiales como la seda o la piel. En un principio, era empleado tanto por mujeres como hombres para portar documentos. El bolso pasó a ser parte de la moda textil y tener un papel fundamental en el vestuario femenino.

En los comienzos del siglo XIX, los bolsos eran fabricados de forma que satisficiera los numerosos cambios que estaba atravesando la vestimenta. Bajo este fin surgió la primera línea de bolsos diseñados para poder transportar las cosas de la mujer, pero de acuerdo con la clase social a la que pertenecía. Objetos como utensilios para el maquillaje, cartas, pañuelos o abanicos. Se convirtieron en un complemento indispensable para las damas. 

No obstante, poco a poco, la evolución del bolso se ha ido transformando en cuanto a función y diseño. Actualmente, podemos disfrutar de una amplia variedad de modelos. Con la llegada de la industrialización y la aparición del tren, las necesidades volvieron a cambiar y así surgió el equipaje de mano. Además, las grandes casas de moda se hicieron presentes. En la primera década de 1900 surgirían las primeras grandes firmas. Muchas de ellas supervivientes en nuestro siglo y autoras de bolsos icónicos en el mundo de la moda.

En esta época se empezaría a diferenciar los tipos de bolso. A partir de los años 20s, apareció el sobre o mejor conocido como clutch. En la década de los 60 surgió un bolso más compacto para llevar al hombro y poder dejar las manos libres. El movimiento hippie también tendría un papel importante, poniendo de moda bolsos grandes y coloridos, característicos del estilo boho chic. Así fue como aterrizó el bolso en nuestra época. Su finalidad y diseño ha ido variando. La historia es fundamental para conocer de dónde viene aquello tan peculiar y cotidiano que usamos todos los días. En lo personal, soy fan de los bolsos y mochilas pequeñas con muchos detalles. Definitivamente, un must en nuestro closet.