Después de unas ediciones de descanso, vuelvo a situarme frente al teclado para dar vida a esta humilde columna que, desde su génesis, ha pretendido llevar cultura sobre el espléndido mundo de las bebidas alcohólicas mediante opinión informativa, conocimiento objetivo, recopilación bibliográfica y la experiencia de más de 25 años en el rubro —¡Wow! Y todavía siento que sigo aprendiendo—.

Quiero compartir algo que he notado con mucho beneplácito: ¡La creciente ola del Aperitivo! Lo que comencé a escribir a inicios del 2018 rememora cada personaje y/o colega que me mostraba algún tipo de escepticismo al respecto. Sin embargo, hoy se ha consolidado como una de las corrientes más «trendy» de consumo. Solo basta dar una mirada a las góndolas de los supermercados o tiendas especializadas y ver la nueva diversidad de marcas que arribaron. Si eres más socialité, notarás la variedad de eventos con esta bebida que emprende rumbo en el escenario local e internacional.

Si bien es cierto que esta apertura cultural-etílica se la debemos al líder de la categoría Aperol Spritz, actualmente, los consumidores están cada vez más curiosos y ávidos en sumergirse, involucrarse y explorar las opciones «low alcohol-low sugar-bittersweet», viéndose esto reflejado en los pequeños booms de nicho que han tenido mezclas como, por ejemplo, Campari Tonic o Vermouth Tonic. Los cócteles que en su momento llegaron a considerarse para un público «mayor», hoy son sinónimo de «being in trend».

¿Sabías que el ritual del Aperitivo comenzó con el Vermouth? La evolución de los llamados «Servicios de Vermouth» llevó a crear coctelería con aperitivos increíbles que todavía disfrutamos. Los bartenders italianos de finales del siglo XVIII y principios del XIX fueron, probablemente, los primeros en mezclar productos de bajo contenido en alcohol. Entonces, voy a ponerme un poco técnico para describir de manera concisa a los aperitivos.

A menudo, son sinónimo de baja graduación alcohólica, con vinos fortificados, amari, bitter, anís y licores de hierbas; servidos solos o en mezcla. No se clasifica por la materia prima que utiliza para su elaboración, sino que está ligado a la forma en que tradicionalmente se consumía. En el siglo XVIII, empezando por el norte de Italia, la gente acudía a un bar para «celebrar» el momento del aperitivo. En torno a esa hora del día, crearon, de golpe, esta categoría de licores; siendo los dos reyes indiscutibles el Vermouth y el Bitter (Campari).

Sin embargo, centraremos nuestra atención en el producto que inició todo el ritual y, posiblemente, el consumo de bebidas de baja graduación: el Vermouth. Es un vino fortificado, que parte de un vino base al cual se le añade una extracción de hierbas y especias —el ajenjo debe estar presente—, así como un alcohol etílico de origen vínico y azúcar. Poco después de su renacimiento como producto de primera calidad a finales del siglo XVIII, era tan popular en la zona de Turín que cualquiera se tomaba un tiempo para la «Ora del Vermouth». Con la evolución de los servicios, cócteles y el nacimiento de nuevos productos del sector, se originó la ocasión del Aperitivo.

Como de costumbre, me faltó espacio para ir más a fondo con el tema. Prometo en la próxima edición hacerlo. Mientras tanto, voy a disfrutar mi clásico Cinzano 1757, pero, esta vez, con una Britvic Elderflower tonic water. Si me ven por ahí sentado en alguna barra o bar, no me pregunten qué me pueden ofrecer. Solo sírvanmelo y podrán sentir la felicidad de un cliente.

Cheers!

Escribe: Luis Llanos (@elcondellanos)