Cuando hablamos de trajes de baño, lo primero que pensamos es en la comodidad y protección. Estas son solo algunas de las palabras que ha significado esta prenda a lo largo de la historia. Aunque la función principal siempre ha sido meterlo al agua, durante su evolución existieron muchos factores que lograron cambios drásticos de estilo y forma. Siendo una de las prendas más solicitadas en el verano, los trajes de baño han recorrido un largo camino siguiendo la evolución social: pasando de vestidos largos al bikini como símbolo de la liberación femenina. Texturas, cortes y colores que marcaron una prenda que hoy es un must en todos los guardarropas del mundo.

Vamos por el origen. La realidad es que los trajes de baño no aparecieron hasta finales del siglo XVIII. Fue la duquesa de Berry quien puso de moda los baños de mar en 1824. La hija del rey de Nápoles se bañaba con un tocado de flores de tela en la cabeza y una especie de camisón color turquesa que, al mojarse, se ceñía al cuerpo y resaltaba la figura de la aristócrata. En 1860, se creó una prenda destinada únicamente para usarse en aquellos momentos que consistía en llevar pantalones largos, medias y camisola. Además, las mujeres no podían bañarse en la misma zona que los hombres, por lo que debían entrar al agua metidas dentro de unos carros para evitar ser vistas por ellos. 

A partir de 1910, cada vez más féminas se deshicieron de las medias para poder nadar, y comenzaron a usar los bañadores de una sola pieza. Esto provocó un escándalo entre las autoridades que lo consideraban un atentado a la moral. En 1907, la nadadora australiana, Annette Kellerman, fue arrestada por llevar un bañador más ajustado de lo habitual. Así se creó una prenda de una sola pieza. Por ello, en 1920 aparecieron los medidores que se encargaban de asegurar que el largo sea adecuado. La regla estándar era que no se podía enseñar más de 15 cm de muslo. 

Hasta la llegada del bikini en 1946, las mujeres lucieron trajes de baño de una sola pieza que cubrían su cuerpo por una cuestión de moralidad y para no exponer sus pieles al sol. Louis Réard, a cargo de la empresa de lencería de su madre, notó en las playas de Saint Tropez que las mujeres se arremangaban sus trajes de baño a fin de conseguir un mejor bronceado. Eso lo inspiró para diseñar un traje que dejara el abdomen expuesto. Ya que no encontró ninguna modelo para presentar su diseño, completamente transgresor para la época, tuvo que contratar a una estríper que desfilara con la prenda puesta.

En 1960, se descubren nuevos materiales, y la lycra se convierte en elemento fundamental de los trajes de baño. Gracias a este material, se diseñaron los primeros trajes elásticos, provocando una revolución en materia de telas por su flexibilidad y perfecta adaptación al cuerpo. Años más tarde, el diseñador Rudi Gernreich causó gran revuelo cuando presentó el Monokini, un bikini que dejaba a las mujeres en topless. En Brasil nació la tanga, inventada por Carlo Ficcardi en los años 70. Esto provocó furor a nivel mundial.

Sin embargo, el mayor cambio que se ha producido en estos años fue a principios de los 2000, cuando apareció otra modalidad de traje destinado a las mujeres que no pueden o no quieren mostrar su cuerpo por razones religiosas: el burkini. Inventado por Aheda Zanetti, todavía es una prenda que genera polémica. En la actualidad triunfan los bikinis, se acepta el topless y los trajes enteros aportan un toque de glamour. La evolución de los trajes de baño promete continuar a través de nuevos diseños y texturas para todas las necesidades.

Claudia Aguilar Valdivia (@clau.quinn)

Diseñadora de modas