Con el fin de retomar los poemas de mediana extensión, el joven escritor trae para los amantes de la poesía un nuevo libro que se suma a su colección.
En un panorama donde este género suele pasar inadvertido, existe una nueva generación que apuesta por él. De este punto destaca la figura de Diego, quien lleva tiempo sumergido en los textos líricos y tiene un su haber variedad de trabajos. Dos de ellos, Luces dormidas y Un camino de regreso, fueron comentados por Ricardo González Vigil, el crítico literario más importante de la escena, y se presentaron en la Feria Internacional del Libro de Lima. Este último fue considerado como uno de los libros más destacados de 2017 por la revista Caretas.
Ahora, el poeta vuelve a otorgarle su sello al público con El balcón de la espera, un poemario con textos sobre temas variados con juegos de palabras deslumbrantes. Uno de ellos, «Aún ahora», menciona el título del libro entre sus líneas.
Fue inevitable consultarle acerca del significado: «Representa la espera de muchas cosas en la vida, perspectivas y panoramas diversos desde un punto de mira; quizás, la esperanza de que la poesía tenga un mejor lugar para desenvolverse».
Su pasión no es reciente. Desde luego, cuando cursaba la secundaria, empezó a orientarse para lo que hoy sería uno de sus pasatiempos preferidos. «Quería formar una banda de rock y empecé a escribir canciones. Tengo un vínculo con la música, desde siempre. Aunque el proyecto quedó inconcluso, guardé algunas letras», comenta.
No imaginó que, quince años más tarde, el cantautor José Pasco musicalizaría uno de sus poemas. «Fuimos construyendo un lazo por medio de la admiración mutua. Me dijo que le gustaría trabajar con uno de mis escritos y encontré “En la calle del viento” que, gracias a él, hoy ya es una balada rock y será presentada el domingo 25 de abril», menciona al respecto.
Para el escritor no existe el desperdicio en esta materia. «Cualquier visión o vivencia puede servir de inspiración. Temas como el amor, lo cotidiano o la introspección, son los que me acercan a los lectores», señala.
Ser un conocedor le ha tomado cierto tiempo. Como en cualquier rubro, tener referentes permite esclarecer la trayectoria y Eguiguren no es ajeno a esta premisa. Desde sus inicios tuvo cercanía con la poesía española. Autores como Pedro Salinas, Ángel González o Jesús María Cormán (letrista de Mikel Erentxun), son sus predilectos, además de algunos cantautores como Diego Vasallo o Luis Eduardo Aute. Considera que la perspectiva internacional le ha ayudado a sumar a su trabajo, aunque no deja de admirar el talento peruano, sobre todo el del recordado Juan Gonzalo Rose.
Su camino le ha permitido amar su vocación. Es fiel a la idea de que ver materializado un proyecto es la mejor satisfacción para quien se dedica a sumergir la pluma. «Esto no guarda relación con que se consuma o no, y siempre habrá alguien que nos pida un poco más», asegura. Es consciente de que no es tarea sencilla, pues muchas veces le ha rondado la idea de abandonar la escritura; sin embargo, está y estará ahí. «La duda es una reflexión que aparece y desaparece, pero la única verdadera opción es continuar», concluye.
Escribe: Valeria Burga