De un tiempo a esta parte ha resultado casi imposible no escribir acerca de algo relacionado con la política. ¡Lo siento, pero es imposible no hacerlo! A continuación, entenderán el motivo de esta columna.

Mi papá fue Oficial del Ejército del Perú. Uno bueno, sin duda. Pude comprobarlo en varias oportunidades, a través de sus cargos y jefaturas, y también porque todos repetían, “tu papá es un crack intachable como oficial”. Él me enseñó, en reiteradas ocasiones, su amor y fidelidad a la patria. “Dios, Patria y Cultura”, repetía.  Yo, por supuesto, sin entender lo que quería decirme, comentaba en mi cabeza: ¡Este está loco!

Con el transcurrir del tiempo, estudié en un colegio para hijos de oficiales. Ojo, no era militarizado; todo lo contrario, era normal, como el de todos, incluso hasta un poco “relajado” para ser sinceros. Mi colegio era un caso, ¡hay tanto que contar! El famoso Pedro Ruiz Gallo o PRG de Chorrillos, el de la villa militar; sí ese colegio gigante donde a lo lejos se veían unos buses amarillos de estilo “gringo”. Y en la entrada hay, hasta el día de hoy, un arco de metal con el lema “Dios, Patria y Cultura”.

Como verán, siempre estuve vinculado con todo aquello relacionado a la patria y el respeto que se le debe tener. Ya sea por mi papá, colegio, amigos de la villa militar, etc.

Recuerdo que en la asignatura de historia del Perú nos llevaron a la réplica de la embajada de Japón que estaba al costado de mi colegio. Varios padres de mis amigos estuvieron involucrados tanto en el rescate de los rehenes o como invitados. Es más, mi papá estuvo invitado, pero no llego a ir por un motivo personal, ¡se salvó! Por esa razón siempre nos hacían hincapié en cómo nuestros padres habían luchado contra el terrorismo, y porque no debíamos avalar esto en ninguna de sus formas. En lo personal, jamás imaginé que ese tema se volvería a tocar, pensé que ya había quedado zanjado, en palabras del profesor mientras nos contaba la historia.

Entonces, ahora no puedo llegar a comprender cómo este gabinete ministerial puede tener a miembros con denuncias por apología al terrorismo. Es verdad que yo no viví el terrorismo, pero sí lo estudié y mis padres se encargaron de enseñarme que eso no debía volver a suceder.

Un peligro aún mayor es la vulneración de las identidades secretas de varios militares por el nuevo ministro del interior y sobre todo el premier.

¿Dónde quedó la supuesta “palabra de maestro”, presidente Castillo, dónde quedó?

En este punto vuelve a mi mente el lema que me dijo mi papá y que luego vi en el colegio. Recién puedo comprenderlo a ciencia cierta ahora que soy mayor y testigo de todo lo que esta pasando. Dios, Patria y Cultura.

Escribe: Oscar Chang