Escritor histriónico, personaje incorregible y políticamente incorrecto. Él es, ante todo, una pluma filuda. En un momento estelar de su carrera, nos revela el presagio sobre las elecciones y su versión de la segunda lista del Vacunagate.

Despertar, abrir la puerta y tener al frente a una juventud consternada. En medio de las marchas contra Manuel Merino, sus declaraciones ocasionaron que la «Generación del Bicentenario» protestara a las afueras de su casa. «Fue una respuesta desmesurada, estridente y bien organizada por el Partido Morado para atarantarme y trabajarme al susto, pero yo soy un zorro viejo y no me dejo amedrentar por ese tipo de bravatas».

Fiel a su estilo, me confiesa haber tenido enemigos más temibles que una manifestación juvenil. La política, al igual que su vida, es agitada y sin tregua. «Las elecciones nos precipitan a una encrucijada que no consiste en decidir por un partido, sino por una persona. Son organizaciones que se forman para la elección y para encumbrar a una persona al poder.

Creer que hay detrás una ideología sólida, una propuesta programática, valores que tengan en común, es anacrónico», enfatiza mientras acomoda sus anteojos. La retórica parece estar extinta en los candidatos. Al respecto, aseguró que el primer debate presidencial fue más bien un programa de concurso mal planteado y con una dinámica que hacía imposible la discusión. «Nadie puede desarrollar una propuesta en un minuto y medio. Pretender que debatan tantas personas al mismo tiempo también es un absurdo». Incluso como show televisivo le pareció mediocre. «Nadie tuvo tiempo de nada más que soltar indirectas, lanzar dardos o defenderse de manera criolla o con cierta calle».

Pero hubo una novedad: añadir a dos periodistas. Según Beto, por temor a que la presentadora estuviera golpeada y no pudiera con la responsabilidad. Le insistí sobre la defensa ofrecida respecto a la acusación en su programa y señaló que: «Si Mávila Huertas se hubiera reunido con Martín Vizcarra por cuenta personal, la hubieran despedido como fue el caso de Milagros Leiva en su momento. El respaldo es la prueba de que toda la organización periodística resguarda que se reúna clandestinamente con el expresidente».

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En torno a la vacuna de Sinopharm, indicó que cada día queda más en evidencia la veracidad informativa del reportaje, aunque en su momento dijeran que era un atentado y se victimizaran. «Ahora nadie quiere las vacunas chinas y los países que las utilizan están aplicando tres dosis como en Emiratos Árabes Unidos. Ya sabemos que no existe el estudio de fase 3 y, por lo tanto, ningún país debió comprar este producto que no tenía ninguna garantía. Ha quedado demostrado que los peruanos hemos sido utilizados como ratas de laboratorio».

Pese a ello, la corrupción no ha sido ajena y la segunda lista del caso Vacunagate es un ejemplo patente. Beto está convencido de que no saldrá a la luz e incluso la comparó con la crisis de los vladivideos, donde se percataron de que, si salían todos los videos, iban a terminar con las tres cuartas partes de la clase política y empresarial del país. «Nunca vimos todos los videos, y con esta segunda lista va a suceder lo mismo. Nunca sabremos quiénes fueron, porque dentro de ese grupo estarán periodistas, ministros,
funcionarios de Estado, empresarios».

También cuestionó la polarización y cobertura en las instancias finales de la contienda. «La desesperación de los medios es tal, que un domingo prefirieron colocar una denuncia que la misma encuesta. Seguramente porque lo tenía primero. Por ello, convenía cambiar el menú y poner una denuncia a ciertos candidatos. No publicaron la encuesta de IPSOS a tres semanas de la elección: hecho que nunca había ocurrido».

Además, advirtió que asistiremos a todo tipo de munición contra el que vaya puntero. «Una manera de saber quién va ganando es ver a quién insultan más. Entonces, así no veamos encuestas, si realizamos un inventario de las ultimas entrevistas, denuncias, diera la impresión de que Rafael sería el primero». «La verdad, nunca he creído que Lescano sea el puntero de la encuesta. Sin embargo, lo inflan de una manera impresionante porque su candidato Guzmán se les cayó, Forsyth tuvo un resbalón y la corporación tiene que poner todos los huevos en una canasta.

Ahora están esperanzados en Lescano, quien me parece un personaje que no da la talla ni siquiera para alcalde. Si le disparan tanto a López Aliaga será porque no le va tan mal. A mí me atacan todo el tiempo y cada vez me va mejor». Beto no se guarda ni una bala: sus palabras son disparos que incomodan al poder.

Escribe: Diego Samalvides Heysen