No es el típico DJ de cabina que está tras el telón. Es la combinación ideal de carisma, ritmo y diversión. Se trata de Daniel Asto, el popular artista que logró sacarle provecho a la situación y que conquistó el corazón de un sinfín de personas con su peculiar «virtual party».
Daniel Asto Vargas o simplemente «DJ Asto», como es conocido en la esfera digital, pone a bailar a cualquiera que se ponga a revisar sus diferentes perfiles en redes sociales. No importa si es Instagram, TikTok, Facebook o YouTube, puesto que, esté donde esté, tiene la habilidad de manejar las emociones de su público. Aunque hoy en día sea una de las figuras más elocuentes de su rubro, ha tenido que recorrer un largo camino para llegar a ese lugar.
El mundo de la mezcla musical nunca fue un tema que escape de su entorno social. Desde que estaba en su último año de secundaria, solía acompañar a su amigo de colegio, quien trabajaba como DJ en eventos de su zona. Debido a que sintió el ritmo en las venas, quiso ir más allá de solo ser un testigo. «Me inscribí a una academia de DJ para mejorar mi técnica. Poco a poco, empecé a trabajar en pequeños eventos», cuenta.
Al terminar su etapa de escolar, tuvo claro que su destino no lo encontraría en una universidad porque no se podía dar el lujo de cambiarse de carrera por una cuestión de indecisión. «Vengo de una familia extensa, de clase media, y a los 16 años no me sentía seguro de a qué dedicarme porque no fui el alumno con mejores notas», señala. De esa manera, después de algunos años de replantear su futuro, a los 20 años empezó a ver el rubro artístico como su principal fuente de ingresos.
Asto tuvo una serie de señales que le hicieron darse cuenta de que este trabajo que encajaba con su personalidad. Para empezar, siempre ha odiado levantarse temprano; por lo que tenía claro que su elemento estaba en la vida nocturna. El apoyo de sus padres también estuvo vigente y; finalmente, mediante diferentes recomendaciones, empezó a poner de su talento en reconocidas discotecas de Lima hasta hacerse un nombre propio.
La difícil tarea de reinventar un sector apagado
Es bien sabido que las festividades estuvieron tras las sombras de la pandemia. Tras el cierre de discotecas en el país y varias partes del mundo, DJ Asto, al igual que muchos del rubro, de un día para otro, había perdido su trabajo. «Fuimos el rubro más afectado después del teatro y el cine. No solo nosotros como DJs, sino la gente que organiza los eventos, los mozos, bartenders y miembros de seguridad», expresa. Sin embargo, sobrevivió a la cuarentena con sus ahorros y un recorte de gastos.
Como no todo es eterno, tuvo que migrar al mundo de las redes sociales. A raíz del confinamiento, se vio forzado a volverse un creador de contenido. Daniel cuenta que le recomendaron hacer transmisiones en directo para seguir en vigencia. «Al inicio no me gustaba la idea, pero realmente lo hice por presión de grupo. Mi punto de vista cambió cuando empecé a ver la reacción de la gente», dice.
Su propuesta para la audiencia era diferente: ofrecer un Live Stream al que llamaría «Virtual Party» y que tendría su toque personal. «Era todos los sábados por la noche y fue una manera de promover que la gente no salga de sus casas y que se olvide un momento de lo que estaba pasando», complementa. Es así como este showman se hizo conocido en campo internacional y tuvo que aprender a ser «influencer» para expandir su trabajo hacia lugares en donde la gente no puede verlo.
El fin de las fiestas virtuales
Ahora que las medidas sanitarias se levantaron en nuestro país, uno ya no está pendiente de su teléfono un sábado por la noche. Por ese motivo, después de haber estado activo constantemente en Facebook e Instagram, DJ Asto quiso dejar su trabajo plasmado en las redes sociales. «Decidimos abrir un canal de YouTube para que la gente pueda ver mis videos en el momento que deseen», explica. El primer video cumplirá recién un año y ahora tiene cerca de 200 mil suscriptores.
Definitivamente, el salto del internet a la realidad, luego de la pandemia, cambió su vida. «De haber estado con una rutina monótona en las mismas discotecas, ahora las redes sociales me abrieron las puertas de todo el Perú. Viajo casi todos los fines de semana a distintas partes del país», cuenta. Lo cierto es que Daniel Asto Vargas aprovechó la situación para salir de su zona de confort. A pesar de que las fiestas virtuales no sigan de pie, su actitud ha cobrado un giro distinto en cada nuevo evento que anima.
El futuro de DJ Asto
Sin duda alguna, uno de los grandes aprendizajes que la pandemia le dejó fue aprender a actuar sobre la cámara y a sacar el lado extrovertido que tenía escondido. «Antes era el DJ común y corriente que se paraba en la cabina y se quedaba ahí. Luego aprendí que tenía que ser bien visual: la gente tenía que ver algo atractivo en la pantalla. Quizá más que DJ, ahora soy un showman», concluye.
Aunque Perú sea el único país en donde el DJ normalmente no coge un micrófono, Asto se ha atrevido a marcar el cambio en cada presentación que tenga. Él tiene claro que de viernes a domingo debe mantener el personaje extrovertido que le agrada al público; mientras que de lunes a jueves es solo Daniel: un hombre hogareño. Por ahora, sigue trazando su camino para recorrer más países con su talento y también busca dejar un mensaje de igualdad mediante su marca de ropa «No Gender Club».
Escribe: Luisa Flores (@floresluisafernanda)