El árbol de olivo en medio del salón y el exquisito olor a pan que se percibe desde la entrada, son envueltos en una decoración cálida y hogareña. Acompáñanos en nuestro recorrido por esta aventura gastronómica.

Ubicado en «La Mar 1081», el local miraflorino resalta entre los demás: vasto, pero acogedor. Los acabados en madera y los detalles de acero te invitan a ingresar; mientras que las dosis de café recién preparado y su vitrina de postres, terminan de convencerte. En una mesa nos esperaba Meilin Polese, chef del local y mano derecha de Jonathan Day, creador de la panadería que ha conquistado el paladar de los limeños.
De inmediato le preguntamos por la carta y los insumos que emplean en ella. «No solo es necesario que el producto sea bueno, pues detrás de las invenciones hay mucho más. Queremos que el proveedor sea consciente, que vea el trasfondo de su trabajo. Se debe comprobar que dan lo que prometen: si dicen que estos huevos son orgánicos, nos aseguramos de que efectivamente lo sean», resalta.

La combinación de la calidad y el compromiso con el peruano, es uno de sus objetivos. «Tenemos proveedores que trabajan exclusivamente con nosotros. Producen poco, así que terminamos siendo sus únicos clientes. Buscamos siempre apoyar a los pequeños emprendimientos», agrega con firmeza. Teniendo en claro sus fines, la panadería artesanal revoluciona el portafolio de acuerdo a los mejores productos de cada temporada.
Tras la llegada del verano, Meilin nos comparte entusiasmada los lanzamientos que han preparado para engreír a sus comensales. Lo primero que nos trajeron fueron los famosos «Fritos de la Chola». Dos huevos fritos con la yema suave, acompañados de unas papas nativas crocantes por fuera y suaves por dentro. Los tomatillos rostizados son el complemento perfecto de este completo y exquisito desayuno.

También está la «Trucha Ahumada», pescada en el lago. Contiene tostados de trucha, betarragas encurtidas, crema de palta y alcaparras. Una combinación fresca, nueva, con el toque perfecto de sal, llena de cremosidad y un sabor ahumado que te dejará encantado.

Para el postre, un «Waffle» siempre será bien recibido; más aún si se encuentra acompañado de una miel de eucalipto y mantequilla batida, la cual realza el dulzor. Sin temor a equivocarme, recomiendo un bowl lleno de frutas de temporadas que le dará ese frescor necesario en esta época del año.

El ingrediente principal de esta degustación fue la betarraga, un vegetal con el que frecuentemente no me atrevo a experimentar. Betarragas rebozadas o encurtidas, vienen salteadas a la sartén y bañadas en vinagre, o rellenas de queso azul y cubiertas con almendras laminadas. Un sabor nuevo, estival, digno de aventurarse.

Considero que las «Berenjenas ahumadas» podrían llamarle la atención a algunos paladares. Estas se cocinan al fuego vivo, van mezcladas con tallo de cilantro y un poco de yogurt. Si están servidas con culantro floreado y una masa similar al de sus pizzas, es una verdadera aventura gastronómica. El favorito de la noche fue el higo. Esta fruta de estación, jugosa y bien preparada, se convertirá en tu favorita una vez que la pruebes en la presentación de toques de queso azul añejo y almendras laminadas. Te lo aseguro.
Escribe: Natalia Grey (@nataliagb123)