Gonzalo Ruiz vuelve a aventurarse con la pluma para retratar la compleja sociedad peruana en el papel. Con su última novela, nos invita a cuestionarnos sobre las contradicciones inherentes a la realidad nacional.
Economista y amante de las letras, Ruiz cuenta que su relación con la literatura nace desde sus primeros años de vida que coincidieron con el famoso boom latinoamericano. Este periodo cobijó a grandes figuras como Gabriel García Marquez o Jorge Luis Borges, quienes visibilizaron el accidentado acontecer regional e inspiraron a muchos a narrar sus propias historias.
Con eso y la influencia de su padre y hermano, Gonzalo se decidió a plasmar sus experiencias en escritos. Inició hace quince años redactando sus propias anécdotas y luego dio un salto a los cuentos cortos, publicando el compendio “Punto de partida” en 2015. “Desde ahí comencé a escribir y me aventuré por primera vez a hacer una novela con ‘Peregrinos y traidores’”, comenta el autor.
Aunque la obra es esencialmente de ficción, se enraiza en hechos reales que el escritor ha podido observar de primera mano en sus visitas al interior del país. Es así que ha logrado conocer “esa realidad que mezcla elementos de modernidad, de tradición y fervor religioso” que componen la disfuncional escena peruana.
De hecho, la historia parte de un controversial acontecimiento en 2011, el robo de la Cruz de la Motupe, que dio a los fieles un deseo de revancha contra los posibles culpables del crimen. Años después, en 2018, la réplica de la Cruz en Lima fue también arrebatada, mostrando que el hurto de algo tan delicado e íntimo como un símbolo religioso no es un hecho aislado. “Esa situación me pareció sumamente poderosa porque nos ofrecía una contradicción muy común de nuestra sociedad entre los valores que persigue la religión y el deseo de venganza de una comunidad por haberles arrebatado un símbolo religioso e identitario”, agrega Ruiz.
Además de esta dicotomía, el escritor intenta poner en manifiesto la coexistencia de aspectos naturalmente opuestos en la heterogénea sociedad nacional. Allí se encuentran lo moderno y lo tradicional, lo real y lo divino, y el bien y el mal en todas las esferas de la vida, incluyendo la política, la economía, y el clero. A partir de personajes de todos esos ámbitos, se busca retratar lo que se vive, no solo en un pequeño pueblo de provincia, sino en todo el Perú.
Es por eso que la obra genera un fuerte sentido de conexión. “Uno de los roles con los que quizás todos nos veamos identificados es con la población de Zubiate, una población indignada por la corrupción, la creciente inseguridad que hay en el pueblo y la ineficacia de sus autoridades”, apunta el autor. Estos reclamos nos suenan familiares a todos los que queremos un mejor país. Pero como explica Gonzalo, esto no es tan simple, porque implica luchar contra nuestros propios lastres y contradicciones.
La experiencia de lectura de esta obra no se queda en el papel. La redacción posee cierto tinte de musicalidad que podría deberse a los antecedentes artísticos del autor, quien en su juventud formó parte del grupo de rock Anexo 3. Aunque reconoce la importancia de la música en su vida, admite que no había añadido ningún rasgo armónico al texto de manera consciente. En realidad, comenta que recién está descubriendo ese aspecto en sus últimas ojeadas a la novela, disponible en Librerías Crisol.
Escribe: Lucía Mayandía (@lucia.mayandia01)