Como hemos visto a lo largo de la historia, la moda femenina ha atravesado cambios sumamente drásticos. Pasaron por túnicas egipcias y griegas, vestidos pomposos y ornamentados de la edad media, faldas hasta los tobillos y corsés; así como el uso del pantalón y la minifalda. La vestimenta surgió con el homo-sapiens, quien cubría su cuerpo con pieles de animales que cazaba. En esta etapa la indumentaria fue un factor fundamental para la supervivencia. Después, la conformación de las sociedades modernas, la implementación de nuevas técnicas y la manipulación de nuevos materiales como la lana, el algodón, spandex, entre otros; han hecho que la ropa pase a ser un accesorio que expresa identidad nacional, regional y personal.

El cambio de vestimenta de la mujer desde los años 20 hacia el siglo XX fue turbulento. Empezaron a luchar por sus derechos y la igualdad. Querían votar, por lo que se introdujeron en el mundo laboral. Esto requirió de piezas más cómodas, fáciles de usar y funcionales. Se vio representado en la reducción de la falda que llegaba hasta los tobillos y la rodilla. Gracias a Coco Chanel, apareció el traje sastre y los pantalones. En los años 30, la ropa interior adoptó la simplicidad y dejó de ser muy exagerada, lo cual la hizo sencilla de llevar. Desde ese momento, cualquier intento de innovación en la vestimenta era símbolo de moda.

Durante el periodo de entreguerras, la industria textil tuvo un aumento de aceptación y avances tanto en el uso de telas, como en la confección de prendas. Se empezó a masificar el uso de piezas en tendencia, puesto que las costureras caseras quisieron imitar los trabajos de alta costura. Usaron telas más ligeras y fáciles de cuidar. La industria de la moda ya se había convertido en una de las más importantes del mundo con ingresos que nadie podía imaginar.

Los guantes, los sombreros, las carteras y los zapatos destacaron en los 50s. Lo importante era adornar a la mujer para que representara el papel impuesto por la sociedad. Reapareció el corsé con materiales menos rígidos que en el siglo XVI. También apareció el jean como prenda de moda. Al principio solo lo usaban los hombres, pero al poco tiempo las mujeres también empezaron a portarlo.

En los 60s, el corsé había desaparecido y fue considerado como una pieza sexista. La mujer estaba cansada de su rol social, así que se revelaron por medio de movimientos feministas. Una tendencia sumamente importante de esta década fue la minifalda, diseñada para hacer énfasis en la sensualidad de las piernas. Aparecieron las botas gogo que llegaban hasta las rodillas y no tenían tacón. Las supermodelos y la delgadez también se pusieron de moda. Finalizando esta década surgieron los hippies, personas que iban en contra de la moda, ya que rechazaban el capitalismo. Su estilo de vestir incluía  pantalones sumamente anchos, piezas hechas a mano, teñidas y elaboradas con telas naturales. Las mujeres dejaron de usar maquillaje y productos para el cabello. Muchas no portaban brasiers.

Más adelante, la mujer obtuvo el poder social, político y laboral que tanto había buscado. La industria de la moda creció exageradamente y se empezaron a hacer distinciones entre los diferentes estilos que estaban en tendencia. Así llegó el siglo XXI, donde algunas féminas ya podían usar cualquier tipo de vestimenta sin ser discriminadas. Aún están presentes en un sinfín de estilos que han sido innovados a lo largo del tiempo, los cuales se renuevan continuamente para el consumo de las masas. 

Escribe: Claudia Aguilar Valdivia (@clau.quinn)

Diseñadora de modas