Con más de 160 años dedicados a la elaboración de vinos de primer nivel, Cousiño Macul es una de las bodegas chilenas de mayor trayectoria y líder en la industria.

Si realizamos un intenso y apasionante viaje al corazón de Valle del Maipo, encontraremos vinos de calidad. Quienes somos amantes de las bebidas y nos encanta redescubrir las sensaciones indescriptibles que estas ofrecen, siempre buscamos productos excepcionales. Cousiño Macul lo pone a nuestro alcance en diversas presentaciones.

Durante décadas han realizado un trabajo exhaustivo de investigación y desarrollo para obtener perfección líquida. Así nació el mejor Cabernet Sauvignon de la cosecha de 1927, un Antiguas Reservas que, en la actualidad, continúa perfilándose fiel a su emblemático estilo original.

Sin embargo, hay para todos los gustos. Los blancos son conocidos por su elegancia, riqueza frutal, acidez balanceada. En cambio, los tintos se reconocen por la redondez; equilibrando frutosidad varietal, cuerpo, complejidad, color profundo y excelente acidez. Cabe resaltar que la mezcla de estos elementos les permite beberse jóvenes. No obstante, también tienen la capacidad de envejecer y madurar con el pasar del tiempo.

La esencia es capturada de la tradición vitivinícola de Chile. Los orígenes coloniales de esta bodega se remontan a un territorio que, durante la época, fue destinado para la producción de cepa país y moscatel por orden del Rey de España, a fin de abastecer de vino la Eucaristía y parte de la sociedad chilena.

UN LEGADO VIVO

Tuvo que transcurrir una temporada prolongada para que Matías Cousiño adquiriera las 1000 hectáreas de la Hacienda Macul en 1856. Fue ahí, en los faldeos de la Cordillera de los Andes, que este fértil terreno alimentado por las vertientes Las Perdices y el canal San Carlos, se convirtió en el primer cimiento de la que más adelante sería una exitosa empresa familiar fundada por Luis Cousiño junto a su esposa Isidora Goyenechea.

Ambos trajeron de Francia las primeras cepas insignes de la viña, que hasta el día de hoy forman parte del ADN de sus ejemplares embotellados. El Cabernet Sauvignon y Merlot fueron importados desde la región de Pauillac, el Sauvignon Verde y Gris desde la región de Martillac y el Riesling desde Alsacia; esta última una exclusiva casta de uva blanca seleccionada personalmente por Doña Isidora.

Isadora Goyenechea.

Luego de la muerte de Luis Cousiño, Isidora Goyenechea, visionaria e innovadora, asumió la dirección de la viña, convirtiéndose en una de las primeras mujeres empresarias del continente. Con la agudeza ingenieril que la caracterizaba, estandarizó la producción de los vinos. Además, como huella imborrable de su inmenso legado, rediseñó el monograma familiar de la empresa que prevalece hasta la actualidad y es manejado por la sexta generación.

COMPROMISO CON LA EXCELENCIA

Cousiño Macul continúa en su persecución por ser líder indiscutible de la industria. Desde que se elaboró el primer vino de la bodega, los acontecimientos disparadores no tardaron en llegar: construir un invernadero, la producción de nuevas plantas en Paine e instalar un establecimiento de residuos industriales líquidos para transformarlo en agua de riego; son pilares que permitieron el crecimiento de esta marca.

El año pasado, inauguraron un proyecto fotovoltaico ubicado en el viñedo de Peñalolén, el cual permite que sus paneles solares mitiguen la emisión de 200 toneladas anuales de CO2 a la atmósfera. Sin parar de cosechar aciertos, esta firma lleva consigo una historia de alta relevancia en la viticultura. Solo hace falta alzar las copas para brindar por ellos y sus exquisiteces líquidas que deslumbran el mercado.

Escribe: Valeria Burga