“Quien vive de esperanzas muere en ayunas”, le dijo Marco Aurelio Denegri a Victoria Santa Cruz en una de las que, considero, las mejores entrevistas de su programa “La Función de la Palabra” de TV Perú. Fue a propósito de la conferencia dada el año 2000 por la intelectual afroperuana en el Congreso de la República a la cual tituló: “El importante rol que cumple el obstáculo”. 

En la misma, Santa Cruz esgrimió una tesis singular e interesante, a propósito de largas reflexiones sobre su negritud en una sociedad racista y discriminadora: el obstáculo para enfrentar al mundo está en uno mismo cuando no llega a conocerse y valorarse en todas sus dimensiones. “El enemigo vive en casa – dijo – Mientras el ser humano no sepa quién es, tendrá siempre a quien culpar. Es muy cómodo, pero es una trampa porque todo lo que es cómodo es una trampa”. El contracultural y escéptico Denegri la acotó en muchos pasajes hasta llegar al debate sobre la esperanza, lo que provocó el comentario arriba citado.

Todo esto ha venido a mi memoria con la asunción de Pedro Castillo a la presidencia de la República, su discurso el 28 de julio, la composición del primer Gabinete y del flamante Parlamento Nacional. Pero sobre todo, escuchando a esa legión de fletadores oficiosos del nuevo orden chavista que se han empleado en el patético rol de vender ilusiones respecto a lo que el profesor de primaria hará en beneficio del país.

La clave está en la incapacidad de la izquierda peruana de superar el obstáculo al cual se refería doña Victoria. No reconoce el fracaso de sus héroes del viejo comunismo que llevó a la miseria, el sometimiento y el subdesarrollo a muchas naciones durante más de 70 años. Disfraza como víctimas a las dictaduras supérstites de dicho modelo; Cuba y Corea del Norte, por ejemplo. Ensalza o justifica las expresiones derivadas del mismo: Venezuela, Nicaragua, Bolivia. Y por último, no saben quiénes son ni a dónde van con precisión. En suma, como señalaba Santa Cruz, le resulta más cómoda la trampa de culpar de nuestros males a todos los que no pertenezcan a su esfera de pensamiento, agendas, ONG y clanes partidarios. Son ellos quienes no ofrecen bases comunes para dialogar, entenderse y avanzar.

Como siempre, los agentes económicos y los ciudadanos de a pie son los que anticipan su desconfianza a las promesas hasta ahora escuchadas. Según el sondeo de SAE Apoyo Consultoría realizado por ejecutivos de 300 empresas, divulgado por el diario Gestión, reveló que el 62 % de ellos cree que Castillo solo aparentará moderarse en un inicio, pero se radicalizará posteriormente. El 74 % no acelerará sus inversiones aún en este escenario. Por otro lado, desde el mes de abril – cuando se supo que Castillo disputará la segunda vuelta – más de 32 mil personas han retirado sus inversiones de los fondos mutuos. Pese a ello, otros nos quieren vender la idea de la “moderación” y que confiemos en la prudencia del profesor. 

Canciones populares en torno a la falsedad de ciertos amores complicados, me recuerdan – y resumen – lo dicho. “Miénteme, como siempre /por favor, miénteme /necesito creerte / convénceme..”, entona Luis Miguel. El gran Tito Nieves lo graficó mejor todavía: “Vivo en un mundo de mentiras / fabricando fantasías / para no llorar…”. Lo malo es no saber cuánto tiempo tendrá licencia esa fábrica en el Perú de Pedro Castillo.

Escribe: César R. Campos