La costumbre de ordenar comida por delivery para acompañar maratones de películas y amenizar las reuniones del fin de semana se consolidó en los últimos meses. En consecuencia, los repartidores que avanzan rampantes contrarreloj, tanto en bicicleta como en moto, se convirtieron en corredores habituales de la calle que ocasionan tráfico y contaminación, la misma que se incrementa con los envases descartables y restos de comida que terminan en vertederos comunes. Para bien o para mal, el delivery se ha convertido en parte de la rutina, pero cabe preguntarse cuál es el impacto de nuestro consumo cada vez que usamos el servicio. ¿Y si existiera otra forma?

Con el cuestionamiento en mente, Fritz construyó una propuesta de valor distinta, adaptada a las necesidades de un peruano  cada vez más consciente de su consumo. Hizo suya la tarea de repensar y transformar la experiencia del delivery. Su promesa es clara: conectar a los mejores negocios con el consumidor y llevarle, además del producto, una experiencia hasta su puerta. Mario Aguila, CEO de Fritz, comparte con Cocktail las razones detrás de su filosofía y las novedades con que llega la empresa a un día de su lanzamiento.

La pandemia supuso una oportunidad para moldear esta idea de negocio centrada en el consumidor, comenta el director ejecutivo, a la vez que explica cómo funciona esta empresa de triple impacto: social, ambiental y económico. Todo inicia con el cliente interno: el repartidor. Fritz apostó por jóvenes estudiantes para conformar su equipo dado que son un grupo vulnerable al desempleo durante la pandemia. Así, les ofrecen la posibilidad de trabajar en planilla para solventar sus estudios y apoyar a sus familias durante estos meses de reactivación. 

“Encontramos en los estudiantes un perfil interesante para llevar nuestra propuesta de valor. Ellos tienen una mentalidad a largo plazo, por eso estudian, y eso nos permite capacitarlos para que entiendan qué queremos lograr como organización. Nos dimos cuenta de que al trabajar con jóvenes podíamos generar un impacto social al formarlos como buenos ciudadanos y que aprendan a dar a la sociedad, no solamente a recibir. Por eso tenemos todo un programa de voluntariado”, apunta.

Y es que no solo les ofrecen una oportunidad de trabajo, sino que todos los repartidores son voluntarios en el programa ‘relivery’ de la ONG Sinba. Esto significa que los jóvenes recogen los empaques de comida usados y los llevan al centro de acopio de Sinba, donde serán compostados para reducir su impacto ambiental. Aguila recuerda que los empaques compostables no cumplen su función a menos que el material sea tratado de esta manera, pues desecharlo con la basura común no supone ningún beneficio para el medio ambiente. Fritz decidió acabar con este problema con ayuda de sus repartidores, quienes dedicarán parte de sus horas de trabajo y tiempo libre al voluntariado.

Por otro lado, la empresa apoya sus estudios a través de un fondo estudiantil y un programa de becas. El primero fue creado como respaldo económico para que los jóvenes no se vean forzados a paralizar su carrera mientras trabajan; por eso, Fritz destinó un monto inicial para comenzar la recaudación, pero a largo plazo cada repartidor aportará para hacerlo crecer. Asimismo, el programa de becas otorga un beneficio económico a quienes son o fueron repartidores. El objetivo es apoyar talentos excepcionales que estén comprometidos tanto con su profesión como con la empresa para realizar programas de postgrado y estudios en el extranjero.

¿Por qué apostar por este modelo de negocio?

En una época donde abaratar costos e invertir con cautela parece ser la mejor alternativa para las nuevas empresas, Fritz decidió arriesgarse. Desde el principio apunta a desmarcarse de la competencia mediante un servicio con enfoque social, cuya principal meta es contribuir al desarrollo del país mediante el empleo y la educación. El ejecutivo comenta que la sostenibilidad de las organizaciones va de la mano con el impacto que estas generan en la sociedad, así como su relación con los consumidores; entre más cercana y sincera, mejores resultados. No quieren ser un servicio de delivery más en el mercado. Apuestan por un negocio que genere valor y que refleje, a su vez, los principios de la empresa: confianza, creatividad, innovación, servicio, pasión y colaboración son algunos de ellos. 

Todo esto supone una respuesta al pedido de los usuarios de delivery, quienes no se encuentran satisfechos con el servicio dada su escasa formalidad. Tanto los repartidores que manipulan inadecuadamente el producto como el riesgo de que sean suplantados por delincuentes constituyen graves problemas. Esto afecta su imagen frente al consumidor y acrecienta el recelo del mismo. Ante dicha realidad, Fritz propone construir una relación de confianza con sus usuarios desde el primer día. Garantiza un buen servicio a través de la capacitación de sus repartidores, un estricto proceso de contratación y su servicio de atención al cliente. Con ello esperan recibir retroalimentación constante para seguir creciendo.

La aplicación ya está disponible para usuarios de Android y iOS. A partir de mañana podrás disfrutar su servicio en la comunidad de tu hogar. En sus redes sociales podrás seguir las actividades de lanzamiento, que incluyen un master class dictado por el chef Renzo Garibaldi. Mientras tanto, conoce a detalle cómo se ve la experiencia Fritz aquí.

Escribe: Marisol Alvarado