Alvina Ruiz es conductora de América Noticias al mediodía y madre a tiempo completo. Su capacidad le ha permitido ejercer el periodismo en distintas facetas.
No todas las historias inician igual. Para la comunicadora, el periodismo era un terreno inhóspito. «Tal vez miraba con mayor curiosidad la producción, pero las oportunidades me enviaron a este camino que ahora me apasiona», revela.
Sin embargo, su trayectoria no hubiese sido la misma sin haber experimentado la calle: uno de los pilares para llamarse periodista. El reportaje medía el pulso a su vida y sus más oscuras travesías. Hasta entonces, le había producido una serie de emociones inexplicables y una sensibilidad particular para ver el mundo.
Como decía César Calvo: «Yo miro el mundo con los ojos, porque si lo veo con el corazón me pongo a llorar».
Ser reportera le cambió la perspectiva, pues significaba vivir en carne propia historias que iba develando de lugares a los que nunca volvería. «Me dio un acercamiento más sensible, cercano, con las necesidades. Me dio una coraza diferente», confiesa. Además, tener esa experiencia formativa en ese terreno le dio un sustento para que, desde una mesa de conducción, pueda identificar lo que sucede afuera.
Tuvo la oportunidad de pasearse por algunos de los medios más importantes del país como Panamericana, América y Canal N. «La audiencia se encarga de depurar a quien no funciona. La televisión es un puente para difundir información y opinión, pero nadie tiene la silla comprada. El rating es un examen que tenemos día a día», señala.
Para Alvina, todas las noticias son importantes y hay que saber conjugar eso con que sea interesante. Del mismo modo, el hecho de compartir con tantos periodistas ha significado un aprendizaje enorme, pues se nutrió de quienes ya tenían la experiencia. Cuando de referentes se trata, está César Hildebrandt, el genio de las entrevistas. También otros íconos del periodismo como Federico Salazar, Mávila Huertas, Mónica
Delta y Rosana Cueva.
La literatura también forma parte de su vida. Confiesa que no ha determinado su carrera periodística, aunque sí la acompaña en el camino profesional. El Padrino es uno de sus favoritos y ahora se encuentra leyendo Plata como cancha, pues, desde su perspectiva, los libros de hoy también son una manera de informarse.
Por otra parte, comenta que, si no hubiese sido periodista, sería abogada. «No lo seguí porque en mi familia ya había demasiadas personas ejerciendo derecho. Yo quería estudiar algo de letras y opté por Comunicaciones», alude. Como a todo periodista, hay muchas historias que le marcan. Ya lleva veinte años en el oficio y, entre los sucesos que más le impactaron, se encuentra el terremoto de Pisco. «No estamos acostumbrados a ver fallecidos en la vía pública. Lo mismo me pasó con el incendio de Mesa Redonda, pero finalmente son hechos que hacen noticia y a la semana ya estamos en otra situación», resalta con determinación.
Sin embargo, considera que se debe involucrar como periodista en el cambio y no normalizar situaciones caóticas como las que hemos vivido en esta pandemia. Ruiz apuesta más por el periodismo preventivo como una forma de hacer política. «No necesitas apoyar a alguien que representa una ideología, sino cubrir un hecho que ayude a cambiar el estatus de una situación para contribuir con las personas», asegura. No podemos permitir que ciertas cosas se vuelvan «periódico de ayer».
Escribe: Valeria Burga (@valeburga_26)