PARIS, FRANCE – JANUARY 27: Christy Turlington and Naomi Campbell are seen leaving the Fendi show on January 27, 2021 in Paris, France. (Photo by Pierre Suu/GC Images)

Ahí estaba Demi Moore, 58 años, abriendo el desfile de Fendi. Pero no estaba sola; tres glorias del Topmodeling de los 80’s y 90’s la acompañaban. Kate Moss, de 47,  Christy Turlignton, con 52,  y Naomi Campbell, de 50.  Todas ellas en la primera performance de Kim Jones para la marca. En mi opinión, el despliegue de atuendos no parecía sencillamente resemblar la esencia de la compañía italiana. Era una colección de diecinueve looks no conectados entre sí; casi como si Jones hubiese intentado complacer a todas las clientas de la firma. Lo único rescatable, a mi parecer, serían los aretes, que simulan ser una versión 2021 de los accesorios de la colección de Romeo Gigli Spring Summer 1990. Pero lo maravilloso residió en los personajes de la pasarela.

La presencia de estas cuatro espectaculares mujeres expone formalmente a los medios una tendencia que hemos visto crecer poco a poco desde la aparición de estrellas de Instagram de pelo blanco como @accidentalIcon. De hecho, según WGSN, este momento en el que féminas de más de 40 años están siendo solicitadas en los lineups de los desfiles de moda y campañas de grandes marcas (como Jane Fonda para Gucci), tiene un nombre: Greynnaisance (algo así como Renacimiento del gris o de las canas). Se tardaron mucho en descubrirnos, eso es verdad. Pero también tengamos en cuenta que esto no es casualidad, sino pura necesidad.

Con una industria que reverencia la juventud y promueve la compra de productos para “retrasar la vejez”, parece que finalmente se ha entendido la obligación de atender el  nicho de mercado de aquellos que, independiente de cuánta crema nos untemos, seguiremos conservando nuestras líneas de expresión. Y no porque no tengamos opciones para cambiarlas (cirugía plástica, por ejemplo), sino porque nos gusta tenerlas. Si bien el espíritu de los tiempos corre con vientos inclusivos, no solo es así para el encanto maduro, sino también para los que usamos por encima de la talla 8 o para los que cuya piel luce eternamente bronceada (con unos tonos maravillosos). El caso es que el negocio de la belleza y la moda se ha dado cuenta de que también somos una mina de oro. 

Aunque el continente europeo siempre ha sido mucho más apreciativo del valor de la experiencia y la belleza independiente de la edad, es en Estados Unidos, donde el cambio es más dramático. Afortunadamente, incluso la conservadora Latinoamérica también está cambiando y tiene que ver con cómo, a diferencia de nuestros padres, enfrentamos la vida, empezando por las adaptaciones que hemos hecho, asumiendo la tecnología, nuevas corrientes de pensamiento, diferentes maneras de resolver problemas y el deseo de conocer, de entender lo que está más allá de nuestras fronteras tanto físicas como mentales.  

Muchos indican que la calidad de vida ha mejorado notablemente. Es probable que los avances médicos y la posibilidad adquisitivas creciesen, pero son los constantes cambios, retos con los que nos enfrentamos los que, entiendo, nos mantienen jóvenes. Hay una industria que nos bombardea con imágenes de modelos de 15 años y la presión de vernos bien se siente. Sin embargo, el enfoque también ha ido cambiando: ha pasado de concentrar la importancia de lucir “perfectas” a sentirnos hermosas y seguras en nuestra piel. Todo con el objetivo de que nuestra salud y cuerpo resistan el ritmo de vida no tan amable que mantenemos actualmente. 

Por último, y es por esto que mencionaba que no es casualidad esta diversidad, nosotras, las diosas de 40 años o más, somos un grupo con un estable poder adquisitivo. ¿No es maravilloso que la industria de la moda ahora nos necesite y no al revés? Si no crees en la realidad de esta revolución, revisa lo mucho que se divierte Maye, la madre de Elon Musk, modelando de nuevo a los 72.