«El Poeta Joven del Perú» es un con­curso creado por el grupo literario promotor de la revista Cuadernos Trimestrales de Poesía, liderados por Marco Antonio Corcuera. En di­ciembre del 2020, la Fundación bajo el mismo nombre y el Centro Cultural de la Universidad de Piura dieron a conocer los resultados del premio en el marco de una pandemia. Pero, ¿cuál es la importancia de dicho certamen? Cada vez es más difícil encontrar lectores. Frente a ello, este tipo de eventos promueven la creación de obras poéticas desde la juventud. La mayoría disfruta de la narrativa, mientras que la poesía como género literario permanece aislada; suele descansar en la vitrina de las librerías. La Estatuilla de la Espiga Dora­da también permite medir el pulso a la creación literaria en el país. Una hipótesis confiere que se debe al carácter subjetivo y que muchas veces el lenguaje utilizado es complejo o requiere de una interpretación racional. Es decir, crear una obra ­poética significa también crear una pieza de valor que desafía la inteligencia hu­mana. Es importante advertir que este concurso ha po­dido reconoce a jóvenes talentos, que luego han sido imprescindibles en la tradición histórica de la poesía peruana. Entre los que destacan personalidades como César Calvo, Javier Heraud, Luis Hernández, Juan Oje­da, José Watanabe, Carlos Degregori, entre otros. Este premio ha permitido descubrir a diversas promesas de las últimas generaciones, quienes han podido marcar la hoja de ruta en el mundo inte1ectual. La última edición dio como ganador a Alonso Paucardi Munguía, quien con 23 años obtuvo el primer lugar con el libro «»Rostros del alma» ,obra que recorre la viva y patente maravilla andina. Se conoce que su pasión literaria nació por la admiración a los poetas José Santos Chocano y Manuel Scorza. Además, que cursa la carrera de Psicología y, a su corta edad, ha publicado dos poemarios: Estancias Lunares (2017) y Sol de medianoche (2019). También ha tenido la oportunidad de participar en numerosos recitales y eventos literarios. Sin embargo, es necesa­rio advertir al lector que la figura de Paucardi sa1tó a la luz a raíz del galardón. Ello nos induce a reflexionar que existen jóvenes talentos ocultos en el Perú. De él hay una sola fotografía que ha sido publicada junto a la nota de prensa en los distintos medios de comunicación. No se encuentran poemas de su autoría en internet, lo cual lo convierte en un es­critor aún más miste­rioso. Frente al enig­ma la fundación que otorga el galardón lo ha entrevistado con el objetivo de acércanos al hombre detrás de la obra. Se mostró emo­cionado y tímido a la vez. Un joven autor que deberá ser leído junto a las menciones honrosas, pues tam­bién se otorgaron dis­tinciones, por la cali­dad de sus creaciones, a Lourdes Estela Aparicio Moscoso, por «Apacheta»; a Julio César Barco Ávalos, por «Semilla Cósmica»; a María Belén Milla Altabas, por «Hasta que una playa me destruya los ojos». Sin duda, promesas en la poesía peruana que habrá que leer para comprender los cambios generacionales que ocurren en la tradición actual. La juventud se asoma y va forjando su propio camino. Se ha ido un año comple­jo, pero el Perú ya tiene joven poeta. Nos queda esperar que la producción del ganador y las menciones honrosas sean fructíferas en aras de que la poesía encuentre a sus mejores representantes en este ajetreado siglo XXI.

Escribe: Diego Alonso Samalvides Heysen