Los acontecimientos históricos marcan hechos para los países, soldados, ciudadanos, la sociedad. El 28 de febrero, hace 25 años, terminó uno de los conflictos armados más fuertes en Latinoamérica -sobre todo a países cercanos- que marcó un antes y después en la relación con ambos. Perú y Ecuador entraron en conflicto cerca del río Cenepa en la lucha limítrofe, que era la consecuencia de una inestabilidad entre hermanos desde los años 40 del siglo XX.

Sin embargo, cada uno tiene su propia visión de la historia. Más aún los militares, hombres de acero que vivieron días turbios durante los episodios de combate -una cosa es verlo desde un pantalla- luchando por su patria. Si recordar la anécdota queremos, revisar los hechos con varios ángulos debemos.

Guerreros nacionales

Sobre la Cordillera del Cóndor -en el límite norte de nuestro país- decenas de unidades militares eran trasladadas desde los teatros de operaciones, zona de combate del terrorismo, para dar frente ante un nuevo conflicto. Roberto Chiabra León en 1995 fue el director de la Escuela de la Infantería del Ejército peruano, y recurrió al Frente Huallaga para las operaciones. La unidad era experta en combate dentro de la selva peruana.

Más allá de las ocurrencias y obstáculos con los enemigos, las unidades nacionales jamás retrocedieron frente al campo minado. No obstante, el 22 de febrero de 1995 será una fecha importante para los militares. Según información recopilada, fue a las 10 de la mañana cuando soldados peruanos asaltaron el Falso Tiwinza. Conocido como el miércoles negro, fue un punto de quiebre para el resultado final de la guerra.

En una entrevista para Sputnik, el exministro de Defensa declaró que un obstáculo para los peruanos fue el uso de minas antipersonas por parte del Ejército ecuatoriano. Además, Chiabra aseguró que los ecuatorianos dominaban dos alturas donde tenían lanzadores múltiples, con los que atacaron las posiciones peruanas. Por disposición y tensión política, los peruanos no pudieron atacar.

El miércoles negro fue un acontecimiento en donde soldados en defensa de su tierra causaron 14 muertos y 20 heridos, recuerda el exministro. Con ese resultado los peruanos lograron la victoria por tierra y la recuperación de la zona territorial. Sea cómo se dieron los contextos, jamás olvidar la gran labor de los militares en defensa de nuestro país.

Ecuador frente al patriotismo

No obstante, para generar una reflexionar más precisa de los hechos, es necesario ver la contraparte, la postura del otro implicado, la percepción ecuatoriana. Pablo Terán es un militar ecuatoriano experimentado, en unas declaraciones a un medio, confiesa que algunos militares en Quito se dieron cuenta de que iba a haber otro conflicto. Así que empezaron «a preparar a la gente» para otro enfrentamiento con Perú, explicó Terán. La razón fue el hecho de que una franja de 78 kilómetros cerca de la frontera fue reclamada por las dos partes. Cuando comenzó la guerra del Cenepa, el militar ecuatoriano estaba retirado. Sin embargo, fue nuevamente reclutado «para luchar por la patria«. Él acató la orden.

Como instructor de las Fuerzas especiales, comando a más 100 soldados durante 76 días. Luchando con constancia se sintieron “traicionados” cuando ocurrió el miércoles negro. Según la versión ecuatoriana, Perú no respetó el pacto de tregua. Ante la presión de los medios y las instituciones internacionales, decidieron retirarse. «Debemos ser queridos por el pueblo por la hazaña del Cenepa«, dijo. Terán admitió que se siente triste porque no encuentra la admiración que deben tener sus compatriotas por el soldado ecuatoriano. El sabor amargo de la derrota queda en una astilla clavada en el pecho para los sobrevivientes ecuatorianos.

Defendiendo la patria

Errores, traiciones, tráfico de armas, es una mezcla de insumos durante un conflicto armado. No hay que ser ingenuos para observar que estos es un juego de naipes, el más capo -con una estrategia bien planteada- gana. No por eso podemos negar la lucha patriótica que tuvieron ambos frentes. Cada sector tenía un interés propio, llevando en su espalda sus familias, amigos, colegas, un país. Las repercusiones han quedado en cabeza fría porque existen diferentes asociaciones y confederaciones de veteranos tanto en el Perú como en Ecuador para recordar el episodio. Hasta hoy se mantienen las reuniones de paz con los efectivos del Ejército del Perú y Ecuador. Reflexiones en tiempos de crisis.

Escribe: Ernesto Astonitas