Los pioneros en la cervecería peruana continúan innovando en el rubro. El equipo de «Cocktail» aprovechó para visitarlos en su local de Pueblo Libre y degustar el bagaje de estilos que ofrecen al público.
Una historia que comenzó hace 17 años. «Trabajé durante mucho tiempo en Backus y decidí asociarme con unos amigos para abrir un local en Trujillo. Fuimos los primeros en el sector de microcervecerías», comenta el maestro cervecero e ingeniero químico, Franco Cruz. Acogieron el concepto «Brew Pub» para servir bebidas en el local, pero que también funcione como discoteca y restaurante. Luego, en el 2012, lo replicaron en la capital (General Manuel Vivanco 785).
«Hops» surgió de una tormenta de ideas. «Lo elegimos porque significa lúpulo, el alma de la cerveza». En aquellos tiempos solo se consumía Pilsen industrial, y el resto eran conocidas como cerveza de trigo o negra. «Queríamos que la gente conozca estilos: Irish, Viena, Ipa u otras», asegura.
En nuestro afán por descubrir cervezas poco convencionales, acudimos a este establecimiento. Nos recibe Luis Vilchez, administrador de profesión y cervecero por excelencia que, gracias al maestro Franco Cruz, logró aprender el arte de este rubro. «Molemos la malta a 50 kilos por hora. Se humedece el grano con el fin de que no haya mucho polvo, pasa a la olla de maceración por un tiempo y a una temperatura determinada; hervimos y colocamos el lúpulo», menciona haciendo gala de sus conocimientos.
Luego viene la ebullición, además del enfriamiento para colocar la levadura. Finalmente, se ubica en los tanques de fermentación.
Una vez que esto termina, bajan la temperatura en dos tiempos. «Por ejemplo, si una Pale Ale se fermenta a 18º, la bajamos a 9º y luego a 0º. Después recuperamos la levadura y la reutilizamos con todos los cuidados», revela. El tiempo mínimo de maduración es de 22 días y, las que tienen mayor alcohol, aproximadamente más de un mes.
Durante la estancia en el bar, degustamos nueve cervezas distintas: Pale Ale, Irish Red Ale, Doppelbock, Stout, Sangre del Libertador, Ipa, Stout, Suyay. De todas ellas, me quedo con la primera que probé: una Pilsen deslumbrante e inigualable. En nariz se perciben notas cítricas y aromáticas que proceden del lúpulo. Al momento de probarla siento el cuerpo ligero, es bastante bebible, de sabores complejos con tonos redondeados de malta. El amargor es perceptible, pero no tiene un borde duro, por lo que el retrogusto resulta limpio.
Este estilo es el más conocido en el mundo, un verdadero clásico. Realmente debo admitir que la que ofrece «Hops» (cerveza.hops.peru) supera las expectativas. No en vano su producto insignia fue galardonado hace tres años como la mejor cerveza en la Copa Latinoamericana. «La economía de escala también influye, pues hacer 100 litros cuesta 1 sol, mientras que, en las artesanales, 1 litro se traduce en 4 o 5 soles. Las personas prefieren lo que tienen al alcance, el grado alcohólico es de 4 a 6º, puedes disfrutarla sin saturarte y no te embriagas», apunta Cruz.
La carta cambia cada dos o tres meses. Debajo de la Pilsen, la Doppelbock es la más vendida y siempre permanece en el portafolio por su nivel de alcohol (10º). Esta es fuerte, maltosa, de frutos secos. Otras que fueron de mi agrado son la Pale Ale, Irish Red Ale, Suyay (caracterizada por la espirulina que le da un imponente color verde) y Sangre del Libertador, compuesta por remolacha que le otorga un rojo vivo.
Pese a que la cerveza es el target principal, también ofrecen cócteles clásicos: Chilcanos, Cuba Libre, Piña Colada, Daiquiri; vinos y piscos. Asimismo, tienen piqueos que son acompañantes para cada bebida, entre los que destacan alitas, salchipapa, chicharrón de pollo o tequeños. «Estamos haciendo un esfuerzo para lanzar nuestros productos y no perecer. Es difícil sostenerse cuando todos los insumos suben de precio por la pandemia», añade con firmeza.
A pesar de las circunstancias, los miembros de «Hops» no se duermen en sus laureles. Actualmente están elaborando una edición limitada de maracuyá y aguaymanto. «Aún no tiene nombre, pero se lanza con la temática veraniega en la quincena de febrero. Es ligera, no pasará de 15 de IBU y 4,5º de alcohol», detalla el cervecero, Luis Vilchez.
Después de degustar todos los estilos posibles, me he convencido de que este lugar es un paraíso terrenal para quienes somos amantes de las cervezas. Ya sea que los visites de manera presencial o adquieras sus botellas de 330 ml, la experiencia es netamente excepcional. Como señala el maestro Franco: «apoyar el emprendimiento peruano siempre es importante». No te lo pierdas.
Escribe: Valeria Burga (@valeria.burga26)
Fotografía: Andrea Saravia (@andre.milene)