Frente a las apacibles playas de Punta Sal se erige un refugio familiar para desconectarse del día a día. Su privilegiada ubicación, trato amigable y variada oferta gastronómica lo distingue entre los hoteles más concurridos de la zona. Este fin de año, El Bucanero de Punta Sal ofrece una alternativa fresca y relajante para quienes añoran la arena y el mar. Superados los retos de la pandemia, el histórico edificio abrió de nuevo sus puertas para recibir a los amigos de siempre y a quienes se animen a visitarlos por primera vez en el rincón del norte peruano.

Hoy los pasillos lucen más llenos, la luz de sus habitaciones alumbra la oscuridad de noches tranquilas donde se oye solo el rumor de las olas. Sus espacios abiertos recogen lo mejor de la naturaleza norteña. Una variedad de palmeras, árboles y flores adornan el edificio desde la entrada. El encanto natural se deja sentir también en el interior, donde la refrescante piscina reúne a todos los visitantes. Es común verlos disfrutar del sol sobre los cómodos espacios de descanso que tiene el hotel, tanto junto a la piscina como en la misma playa. Los últimos son una invitación imperdible para disfrutar su inigualable ceviche frente al mar.

De hecho, al hotel lo distingue su variada oferta gastronómica, cuya carta se renueva para esta temporada de fin de año. El chancho al palo, ceviche y leche de tigre son plato obligado para sus visitantes. Hay variedad para satisfacer todos los gustos. Quienes son clientes habituales vuelven siempre por más delicias del mar y por sus frescos cócteles, compañeros ideales para amenizar una tarde de sol. Los comentarios de los huéspedes son su mejor propaganda.

Hace más de 20 años, José Zapata se embarcó en la aventura de abrir un hospedaje como jugando. Por entonces se dedicaba al catering, pero halló en un lote de la zona potencial para emprender en un rubro diferente. Sin embargo, su historia con la playa más bonita del Perú data de mucho antes. Cuando era niño veraneaba en la casa familiar de Punta Sal, donde se enamoró del balneario que comparte con cada nuevo huésped. Al pasar los años el negocio fue creciendo y se convirtió en el paraíso rústico que conocemos hoy. Ahora se alista para recibir a los viajeros del verano con la hospitalidad que lo caracteriza.

Esta vez suman a su excepcional servicio los protocolos de seguridad del Ministerio de Salud. Se enorgullecen en decir que todos sus clientes pueden vacacionar tranquilos porque sus instalaciones son seguras para toda la familia. Este 2021 su plan es continuar creciendo, implementar mejoras aquí y allá sin perder su esencia. El final del año y el calor del verano son una invitación al disfrute en los paraísos naturales de nuestro litoral, aunque siempre cuidándonos, y el Bucanero es el espacio ideal para escapar de la rutina antes de reiniciar el calendario.

Escribe: Marisol Alvarado