La pandemia despertó en varios el ‘bichito’ del emprendimiento, y Jair Rosas no se quedó atrás. Luego de su paso por La Cantina, su nueva aventura lo ubica acompañado de tijeras y navajas: una barbería donde serás recibido con un cóctel preparado por él mismo.
Sin duda, uno de los negocios más golpeados por la crisis sanitaria han sido los bares, esos establecimientos donde compartimos divertidos momentos con amigos y contábamos historias al son de la música bien acompañados de alguna bebida. Una actividad que, al parecer, quedó en el pasado. Esto lo supo muy bien Jair, bartender reconocido del recordado bar miraflorino La Cantina, un concurrido lugar que tuvo que cerrar sus puertas hasta nuevo aviso debido a la coyuntura que vivimos.
«Las consecuencias que trajo la pandemia obligaron a que el local se detenga. Los bares fueron —y son— muy golpeados por esta situación, pero hay que intentar sacarle la vuelta a la historia», nos cuenta.
Si hablamos de las barberías clásicas, eran más que un sitio donde cortaban el cabello y rasuraban la barba. Era un lugar donde los hombres celebraban y dialogaban sobre su último ascenso en la empresa o simplemente significaba un espacio para relajarse. Estos factores de conducta, lo sedujeron a abrir su propia barbería que denominó Il Peruviano, la cual tiene similitud al mundo donde radicaba: el bar.
Ahora, las navajas y tijeras se convirtieron en sus compañeras inseparables, las cuales armonizan perfectamente con copas y cocteleras, pues Rosas recibe a cada uno de sus clientes con un cóctel para luego escoltarlos hasta el sillón donde serán acicalados de manera especial.
«Viví en Italia por varios meses y descubrí que las barberías no se detuvieron en el tiempo. La decoración, el ambiente y la atención son cálidos, y mantienen ese look & feel de antaño, algo que quise replicar aquí, en Lima, pero con una variante: la coctelería».
Este pequeño y acogedor lugar miraflorino levantó el telón a comienzos de abril para presentar su innovadora propuesta al peruano de hoy, que cada día se preocupa más por su aspecto personal. Asegura no saber cortar cabello y mucho menos afeitar, pero está convencido de que esta fusión será del agrado del público. Mientras Jair se encarga de agasajar a sus invitados con una copa, un experto barbero es quien los dejará más ‘pintones’ que nunca.
Ubicada dentro de una mágica galería de la sexta cuadra de la avenida La Paz, esta barbería también es perfecta para que padres e hijos pasen un momento especial. A los niños se les recibe con un milkshake de su sabor preferido para que, al esperar su turno, realicen el brindis correspondiente con sus progenitores.
Escribe: John Santa Cruz (@josancru)