Al pasar más tiempo en nuestros hogares, ha surgido un nuevo interés por darles estilo y personalidad a los espacios que habitamos con la finalidad de que sean dinámicos, saludables e interactivos.

Percibimos el espacio de acuerdo a su composición, texturas, colores, forma y función. Todos estos elementos son conjugados para trasmitirnos la idea y sensación de que el usuario es protagonista de un guion implícito: los interiores. Composición, paletas de colores, ventilación e iluminación natural son algunas de las variables que arman esta experiencia. Estas nos permiten percibir un ambiente estático como un agente vivo en movimiento.

La composición de interiores data desde la década de los 90’s y nace como una extensión de la arquitectura que busca darle un carácter específico a los ambientes. Desde el estilo minimalista, nórdico, vintage e industrial, el diseño de las áreas que habitamos gran parte de nuestro tiempo ha ido evolucionando de acuerdo a los avances, conceptos, nuevos estudios y tendencias.

Actualmente, los interiores son más valorados que antes, entendiendo la enorme importancia del confort del hogar. El mobiliario, los acabados, la iluminación, las plantas, cuadros, espejos, ventilación, alturas y perfumes son agentes constructores de la realidad que buscan ser coherentes con nuestros gustos, personalidad y percepción del mundo.

Este 2021 ya se impone con tendencias en el interiorismo. Empresas pioneras como Pantone y Sherwin Williams han ido voceando los colores que marcarán la hora. El azul, así como los grises y neutrales, se alzan con gran influencia para paredes, acabados y mobiliario. También está la combinación Illuminating Yellow y Ultimate Grey, cuya yuxtaposición, al ser un tono neutro y uno brillante, resulta interesante en interiores de pequeñas y grandes dimensiones.

Las maderas claras (como el bambú) y tejidos naturales (lino, algodón y lana bouclé) estarán presentes en pisos, techos y paredes por su aporte de calidez y personalidad. También estarán en boga los materiales artesanales como la cerámica, porcelana, entre otros, mostrando imperfecciones y exclusividad en las piezas creadas. Otra tendencia serán los mobiliarios sostenibles hechos de bio-plásticos u otros insumos de menos impacto ambiental

Otro factor importante será el bienestar olfativo en los ambientes, por lo que se hará uso de velas y difusores de aromas como lavanda, vetiver, naranjos, florales, manzanilla silvestre, entre otros. Estos productos estarán a la venta en marcas como Loewe, Nivea y Zara Home. También estarán presentes las plantas, complemento importante en la decoración, pues aportan vida, movimiento, frescura y vitalidad, características que aumentan el rendimiento del home office. Se recomiendan, para espacios de trabajo, plantas como el ficus lyrata y monstera.

También se impondrá un minimalismo cálido, diferente al que conocemos de colores fríos. Sigue manteniendo el concepto “menos es más” con pocos muebles, pero de formas suaves, curvas, texturas ponentes y atención a los detalles; todo esto con el objetivo de construir un ambiente acogedor. En los cuadros, alfombras, lámparas y adornos, estará presente la esencia de la geometría, la trama y simetría: trazos abstractos, continuados y descontinuados, todos trabajados con colores en diferentes tonalidades.

Estas tendencias se acentúan en un panorama actual en el que pasamos más tiempo en nuestra casa, lo que ha motivado el surgimiento de una preocupación colectiva por mejorar los espacios que habitamos. Ahora se ve más allá de la funcionalidad y practicidad para buscar darle una especial importancia a generar confort. En esa búsqueda, el diseño de interiores juega un papel sumamente relevante. Una apropiada construcción del hogar, incluyendo estas tendencias, será clave para crear emociones y sensaciones que nos harán reconocer el lugar que habitamos como nuestro.

Escribe: Sandra Távara