José Alberto Carrera ha dedicado su trayectoria a la sumillería. Desde su estancia en el restaurante Astrid & Gastón, nos cuenta sobre la travesía que recorrió en el sector vinícola y algunas experiencias que atravesó en la profesión que le apasiona.
Empezó estudiando coctelería en Cenfotur. Gracias a ello, pudo desempeñarse como bartender en un casino y después en un hotel. Sin embargo, quería complementar sus conocimientos, y llevó un curso breve sobre vinos. Esto despertó mucha curiosidad en él, por lo que más adelante estudió la carrera de sumillería en Le Cordon Bleu.
«Fui la segunda promoción. Debido a mis calificaciones, me ofrecieron trabajar en Atlantic City. Desarrollé la carta y la cava de vinos. Lo inauguré y, con el tiempo, conocí a Giovanni Bisso a través de eventos de maridaje; quien me propuso ir al restaurante La Mar en el 2008, donde estuve hasta el 2014. Julio Barluenga, jefe de sommeliers de Astrid & Gastón, me invitó a formar parte del equipo. Él partió del restaurante luego de dos años y, desde entonces, me quedé a cargo. Dirijo a los sommeliers, pero siempre he dedicado mi trabajo al servicio porque estar en contacto con el público es sumamente importante», nos cuenta.
Antes la sumillería no era tan conocida y valorada como lo es actualmente. Carrera confiesa que, cuando empezó en el rubro, llegaba a alguna mesa y a veces no lo tomaban en serio, pues las personas desconocían la función de un sommelier. «Hoy en día, reconocen nuestro trabajo y se dejan llevar por las recomendaciones que otorgamos. De esta manera, hemos podido sacar botellas impresionantes de la cava», dice.
La gastronomía ha crecido hasta el punto de darle lugar a la sumillería con vinos de todas partes del mundo. El avance de estos productos permite que hablemos de factores importantes como la temperatura, el clima, las denominaciones de origen, variedad de uvas y maridajes. «Hay quienes apuestan por traer cosas nuevas de diversos productores y eso nos motiva a seguir en el rubro».
«La pandemia fue una experiencia compleja porque no podíamos interactuar con el público de manera presencial. Tuvimos que adaptarnos al delivery. La gente compraba vinos, pero no de la calidad que ofrecemos nosotros. Tuve que bajar los precios y diversos colegas y amigos compartieron la carta», comenta. Sin embargo, ello no impidió el desarrollo del vino peruano. En sus palabras, los productores se están arriesgando para brindar mejores productos.
«Astrid & Gastón es ícono de la gastronomía, donde el turista busca productos locales. Debemos saber comunicar nuestros vinos para que la industria pueda crecer. Ahora vamos a Moquegua, Tacna o Arequipa para descubrir novedades y no centrarnos solamente en el Valle de Ica. Estamos dispuestos a trabajar con todos. Quiero agradecer a Pedro Cuenca por siempre invitarnos a catar vinos interesantes de Perú Vino que, finalmente, el consumidor puede disfrutar».
«Hay que ser muy preciso con lo que recomiendas y, desde mi experiencia, creo que estar en Astrid & Gastón significó una vivencia increíble donde he aprendido mucho. Agradezco la confianza. Es extraordinario trabajar con ellos y ver la pasión que tienen para sacar adelante la gastronomía peruana. Quizá más adelante me anime por un emprendimiento propio con el objetivo de apostar por nuevos productores que marquen tendencia en el futuro», puntualiza.
Escribe: Valeria Burga (@vale_burga26)