El Convento de San Francisco es una joya arquitectónica ubicada en el corazón del Centro
de Lima. Esta notable obra maestra se considera Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Uno de los espacios más emblemáticos de nuestro país. El Convento de San Francisco data del siglo XVII. El complejo alberga las iglesias de San Francisco, La Soledad y del Milagro con sus respectivos claustros, patios, catacumbas y dependencias. Lo primero que salta a la vista son unos imponentes muros pintados de amarillo, dando color a una fachada de corte barroco y un portal llamativo que nos invita a ingresar.
Se puede apreciar su arquitectura de estilo neoclásica y barroca, caracterizada por un gran ventanal ovalado, la belleza y armonía de sus arcos decorados, columnas corintias y bellos acabados interiores en los que participaron talentosos escultores, ebanistas, orfebres y plateros. Esta pieza arquitectónica alberga auténticos tesoros religiosos y cultura universal que cautiva a sus visitantes. Además, la fachada de San Francisco representa una de las más suntuosas de su época.
También destacan los murales que presentan a personajes del periodo virreinal. Asimismo, los patios y jardines están rodeados de arquerías con zócalos de azulejos sevillanos. Por otra parte, el templo de San Francisco inició su construcción en 1546. Sin embargo, en 1655 se produjo un terremoto en Lima que lo trajo abajo. Tras varias modificaciones y proyectos de restauración a lo largo de los años, la estructura actual fue obra del arquitecto portugués Constantino de Vasconcellos y del alarife limeño Manuel Escobar. Posteriormente, el nuevo templo se inauguró el 03 de octubre de 1672.
La cúpula original fue construida en 1625 con madera traída de Costa Rica por Fray Miguel Huerta y restaurada por el arquitecto Alberto Barreto Arce en 1970. Del mismo modo, el Altar Mayor reemplazó al barroco original. Está hecho de madera con partes doradas. Además, anchos pilares sostienen el peso de la basílica. De esta manera, su techo es plano y construido de material calicanto.
Este recinto religioso es digno de admirar. Por ello, en su recorrido se puede apreciar no solo la arquitectura espectacular, si no también el diseño de los diversos ambientes de gran valor histórico y artístico. El interior de la biblioteca se conserva, como en sus inicios, con anaqueles de dos pisos, barandas colocadas una frente a otra y ligadas a un par de escaleras de caracol trabajadas en madera de cedro. Por otro lado, en el interior del Claustro apreciamos los azulejos sevillanos realizados en 1620 por Hernando de Valladares y murales con escenas de la vida de San Francisco.
Entre las partes más destacadas se encuentra la sala coral que contiene 130 asientos preciosamente tallados en altorrelieves de estilo barroco del siglo XVII. La madera de cedro fue proveniente de Costa Rica. En medio de la sala está un bello facistol giratorio donde se instalaban los enormes libros corales para que los sacerdotes lean las notas musicales escritas con grandes letras sobre pergamino.
Otro de los fascinantes ambientes son las Catacumbas, que significa «entierro subterráneo». Estas se caracterizan por ser las más grandes de todo el continente y mejor conservadas. El descubrimiento de las criptas subterráneas se produjo en 1948. Posteriormente, en 1950, las catacumbas de San Francisco fueron abiertas al público. Cuando el visitante desciende los peldaños que lo conducen hasta las criptas subterráneas extendidas bajo el convento, la curiosidad y el horror probablemente se apoderan de más
de uno.
Asimismo, con el propósito de absorber las ondas sísmicas y ayudar al sostenimiento de la basílica se construyó un pozo de 5 metros de diámetro y 10 de profundidad. Ahora es osario. En cuanto a la bóveda sepulcral, el calicanto del techo, piso y los muros está compuesto de cal, arena, piedra de canto rodado, ladrillo, entre otros. No pierdas la oportunidad de visitar este recinto en el Jr. Lampa, Lima.
Escribe: Milagros Casas