Muchas veces, me he preguntado: ¿a qué suenan las novelas actuales? La “falsedad” de varias de estas radica en que están “demasiado” articuladas. Qué quiero decir, que presentan un armazón de tramoya y una “continuidad”, de relaciones, pensamientos, diálogos y muy pocos sentimientos, sonidos, canciones, o musicalidad en el estilo. Es decir, poesía. La real-verdad, escenario de nuestra vida, es discontinua, fragmentaria, aleatoria. Por ello, debemos buscar, utilizar, todas las herramientas que nos posibiliten nuevas aproximaciones.  ¿En qué momento la novela petrificó la vida que deseaba representar? ¿Cuándo se convirtió en un arte de taxidermistas?  

Esta falta de musicalidad, en todo sentido, se debe a la influencia de Mario Vargas Llosa. Un hombre de prosa seca a diferencia de Julio Cortázar. Debemos añadir además, que más allá de la cantidad de personajes, las últimas novelas de MVLL parecen cuentos largos. Atrás quedó su anhelo de la obra totalizadora, léase Conversación en La Catedral.

En la vida real las personas no interactúan solo con la gente que quieren u odian, que cumplen roles o están en situaciones siempre funcionales al (los) personajes centrales. Es debido a su volumen, en páginas, que a la novela se le exige otro vuelo, otros intentos de abarcar, hasta un lugar para lo impredecible.

Imaginemos el encuentro descrito en un parque. Una pareja habla, y la novela común se centrará en su diálogo, quizá aumente algo sobre el paisaje y un detalle, como una florista que se acerca a ofrecerles una rosa, pero luego que ésta se marcha desaparece, se convierte en un fantasma. ¿Y no hay más gente en ese parque?

Es imposible lograr “atrapar” la existencia, pero ese debe ser el anhelo, el ideal del auténtico creador. El autor debe buscar las maneras, formas, para llegar a ciertos estados cuasi cinematográficos, si no, la novela está condenada a ser una pieza de museo. Tendrá la artificialidad de una pieza de Shakespeare montada ahora como en sus tiempos.

Nadie, reconocido, en la literatura peruana contemporánea, salvo honrosas excepciones,  se atreve a experimentar. Existe un canon mediocre ya establecido, y los autores que pertenecen a él lo defienden desde sus posiciones de poder y prestigio. Con ello, están matando la posibilidad de que surja una novela que sea el gran canto de la nacionalidad. Es decir, que sepa y suene a Perú, que nos represente ante el mundo, no que sea un pálido reflejo de lo foráneo por más énfasis que se ponga en el falso cosmopolitismo.

Me gustaría citar a Graciela Reyes del prólogo al libro Teorías literarias en la actualidad. Sobre la teoría y crítica literaria del hispanismo de 1988 porque lo que ella dice sobre el panorama contemporáneo, problemático, de la “teoría literaria” se puede aplicar al texto literario mismo, llámese novela y el papel que para mí esta debe jugar en un continente como el  nuestro:

«En algunas sociedades -no en las industrializadas, donde puede medrar el escepticismo cultural y donde glosar textos sin buscar en ellos verdades equivale a una rebeldía contra el stablishment, por falta de otras- la literatura tiene una conexión, a veces brutal, con la realidad social y política. En algunos países de Centroamérica, por ejemplo, mucha literatura traslada a la fantasía problemas inmediatos, tragedias colectivas o individuales en las que el que lee se reconoce y se vive. La literatura, al denunciar, al excitar pasiones, al reelaborar experiencias en el lugar abrigado de las convenciones literarias, actúa como fuente de conocimiento y de consciencia, y refuerza los valores que unen a un grupo, rehace si identidad, expresa sus ideales, da legitimidad a su sufrimiento. Esta literatura es, sin duda, un modo de comunicación, y los que la hacen y la leen tienen fe en el lenguaje, y los que la estudian no suelen darse el lujo de problematizarlo. En ese mundo no puede prosperar la teoría de la semiosis infinita, mientras que, en el otro mundo, la semiosis infinita es un modo de rebelarse contra la tradición liberal, es un acto de irreverencia hacia el logocentrismo occidental que se puede hacer desde sus propias Instituciones académicas».

¿No habla acaso David Foster Wallace en La broma infinita, de situaciones MUY norteamericanas para mediante estas mostrar las falencias humanas y del mundo? Aquí, podríamos extendernos en las relaciones de colonialidad mental y el eterno debate entre el “centro” y las periferias, ese lugar sin lugar, ese “estar” descentrado que nos obliga a ser un eidolon, un doble mal hecho, a nivel creativo, de lo que se hace en el “lugar auténtico”.

El problema mayor es que el “canon” limeño, ni siquiera digo peruano, no solo te brinda modos “correctos” de contar, sino que hasta “determina”, en gran medida, el tema. Si es que no escribes como fulanito de tal que, casualmente, siempre gana concursos, y trata ciertos temas, entonces tus posibilidades son nulas. En lo personal, prefiero un GRAN error a mil novelas políticamente correctas. Este es el único camino para llegar a la obra de arte, a la trascendencia, y es el método de la ciencia, el error y la experimentación. Pero no seamos ilusos. En un planeta regido por la imagen, a las grandes editoriales tampoco les importa mucho promocionar obras de arte, sino literatura del “Yo”, textos de autoayuda y demás productos sin consistencia, “líquidos” como los llamaría Zygmunt Bauman. Este tipo de narrativa es una muestra más de la «fluidez» de la falta total de sentido, del vaciamiento, del ser y ni siquiera como una reflexión sobre el tema sino como un producto que además, y peligrosamente, modula subjetividades en el público «lector», y lo que es peor… En los escritores.

La literatura del “yo” actual, esta es una oda al vacío. La imposibilidad imaginativa de crear otros mundos o la opción fácil de engancharse a un mercado donde prima la no-lectura y mucho menos aquella que exige esfuerzo, el compromiso también creativo, conformador, por parte del lector como pensaron los miembros del círculo Bajtín y otros. ¿Qué papel está cumpliendo quién en estos tiempos? Más allá de las formas, los temas universales son los mismos porque son parte de nuestra condición humana. Por ello, y mientras duremos en el mundo, serán eternos aunque con otros ropajes.

Otro tema que nos debe llamar a reflexión son los concursos. El jurado de cualquiera de ellos es “resultado” de un feedback entre los ganadores y el primer jurado de dicho concurso, que con su gusto, o apego al canon, determinaron a estos. Entonces, ¿cómo ingresar, o romper aquel círculo si pretendes hacer algo nuevo y ganar un concurso? Ni qué hablar de los que organizan las transnacionales del mundo editorial. Ellos manejan un “perfil” del ganador “ideal”. Aunque sea de manera subjetiva. Una conjugación entre tema, forma, poco fondo, edad, raza, nacionalidad y un largo etcétera de cosas que poco tienen que ver con la literatura. Aquí también cuentan las “recomendaciones” de agentes especializados y autores consagrados, las clausulas de los contratos, que “implican” el ganar algunos premios en pos de mantener el nombre del “producto” en alza.

FRANCISCO LEÓN

Nació en Lima el 8 de mayo de 1975. Escritor, poeta, editor, historiador, músico. Cursó estudios de literatura en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Promotor cultural. Publica  la novela corta Resplandor Púrpura (Grupo Editorial RAS, Lima, 2004). El año 2005 obtiene mención honrosa a nivel nacional en el concurso de Poesía Iberoamericano, Cuento y Dramaturgia 500VL, organizado por el Boulevard de la Cultura de Quilca y la Municipalidad de Lima. Aparece su primer poemario titulado Ad Gloriam (Arteidea editores, 2006). Publica el trabajo de investigación: La historia de Salamanca de Monterrico (Grupo Editorial RAS, 2006 – 3 ediciones).
Obtiene 2ª mención honrosa en el concurso mundial de poesía erótica Bendito sea tu Cuerpo (2008). Aparece en el compilatorio del mismo nombre. Aparece su plaquette Sandra, (Maribelina editores, 2009). Publica su poemario temático Summer Screams(Hipocampo editores, 2009). El 2012 publica. Publica Historia de Sangallaya (Asociación Distrital Sangallaya, 2012). El año 2013 publica con Altazor editores su segunda novela Tigres de Papel. Publica la II edición de su novela Resplandor Púrpura, editada por G4eneration (2014), en Buenos Aires. Publica Salamanca Sixties Un estudio sobre el rock en la Clase Media de Lima, (Editorial Selección Gallera 2014). Publica su novela Los Stones, (Animal Literario, 2016).
Publica Song From Lima, poesía, (Korriente A editores, 2017). Publica el trabajo de investigación Wanka Rock, historia del rock en Huancayo de 1959-1979, Korriente A editores (2017) con una reimpresión de Sonidos Latentes Producciones ese mismo año. Dirige el equipo técnico para la elaboración de el Plan Municipal de La Lectura y el Libro de la Municipalidad Provincial de Cusco, 2017. En 2018 publica tres ediciones de Manco Inca y la gran guerra de reconquista (Grupo Editorial RAS, Raymi Editores, Zafiro Editores). Con tres ediciones agotadas en menos de tres meses. El libro fue el segundo más vendido de la Feria Internacional del libro de Cusco.
Ha aparecido en 20 compilados de poesía a nivel mundial, incluye traducciones al francés y portugués de su obra. Ha sido columnista del diario Extra, y del Diario del PaísDiario del Cusco, Diario El Sol del Cusco. Además de las revistas digitales Punto de EncuentroMain Neim, Cronopio, etc., a nivel nacional e internacional. Ha sido conductor del programa El Rincón de Los Incomprendidos por HCM Tv radio, y de Palabra x Palabra por HCM Tv radio. Ha editado más de 20 libros con su sello RAS. Es en la actualidad columnista del semanario Qosqo Times y editor periodístico de la revista Open Cusco, de distribución gratuita en Lima y la Ciudad Imperial.
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