Este año es especial para nosotros. Cumplimos 200 años de era republicana y no hay mejor manera de festejarlos que conociendo historias vivas, historias de peruanos camiseta que hacen de todo para salir adelante. Historias como las de nosotros. 

Cockatil recorrió las calles y encontró algunos personajes que tenían mucho que contarnos. Experiencias y vivencias que plasmamos a continuación.

La bravura de mamá

Ají, pescado, limón, cebolla y sal son los ingredientes principales de nuestro plato bandera: el ceviche, refrescante preparación que es la gloria para algunos y, para otros, una salvación.

Una de las personas que vieron al ceviche como la solución a sus problemas fue María del Rosario Berrios, una aguerrida mujer que, como muchas en el Perú, fue abandonada por el padre de sus hijos. No se quedó de brazos cruzados y decidió sacarlos adelante con lo mejor que tenía: su sazón.

(Foto: Joaquín Cruzado / @joaquin_cruzado_)

Buscó una carretilla. La implementó y al tenerla lista, salió a las calles a vender ceviche como ambulante. La vergüenza se la metió al bolsillo, pues en casa la esperaban sus niños y las cuentas que tenía que cancelar.

«Fue difícil, pero no tuve otra opción. Lo hice por mis hijos», recuerda ´Charito’, quien así es conocida desde hace 15 años convirtiéndose en una de las cevicheras más buscadas de San Juan de Lurigancho, exactamente del Paradero 5 de Canto Grande.

Afirma que la mujer peruana es luchadora, decidida y siempre busca superarse. La mayoría de ellas no necesita un hombre para salir adelante, pues «tenemos dos brazos y dos piernas para trabajar. La que no quiere usarlos es por flojera», dice muy decidida.

La comida callejera la encontramos por todas partes del mundo, pero la nuestra es especial: transmite sabor y alegría.

«Preparo ceviche desde que era una adolescente. Mi papá y abuelo fueron los que me enseñaron a cocinar. Estoy muy agradecida con ellos. Si no tuviera este don, no sé dónde estaría ahora», comenta al mismo momento en que algunas lágrimas caen de sus ojos. 

La meta de María del Rosario es poner un restaurante. Y asegura que nunca dejará su carretilla, su fiel compañera de momentos difíciles.

Escribe: Kenyi Coba (@kenyisaurius)

Fotos: Joaquín Cruzado (@joaquin_cruzado_)