«El humano promedio mira sin ver, oye sin escuchar, toca sin sentir, come sin saborear, se mueve sin estar consciente físicamente, inhala sin darse cuenta del olor o la fragancia y habla sin pensar». Leonardo Da Vinci creía que la observación cuidadosa era esencial para comprender la naturaleza y el arte, y que solo a través de la experiencia sensorial se podía obtener un conocimiento verdaderamente profundo y completo. Para él, «saper vedere» (saber ver) significaba algo más. El genio florentino aseguró que la verdadera comprensión del mundo natural y humano requería de una observación cuidadosa y detallada. Esta habilidad podía ser desarrollada y mejorada por medio de la práctica y el entrenamiento.

«Sensazione» es una palabra en italiano que se puede traducir como sensación o experiencia sensorial. Este término fue utilizado por Leonardo da Vinci para referirse a la importancia de los sentidos en la percepción y comprensión del mundo que nos rodea. Aplicando esta idea al universo de la cata, podemos ver cómo la «sensazione» se vuelve relevante en la apreciación y disfrute del vino; un producto complejo que estimula varios sentidos como el olfato, el gusto y el tacto. Disfrutar el vino no se trata simplemente de beber un líquido, sino que involucra una serie de sensaciones y emociones.

Catar un vino es un proceso que requiere concentración y atención plena, lo que nos lleva a una sensación de tranquilidad y conexión con el presente. ¿Cuál es su relación con la meditación? Esta es una práctica que se ha utilizado durante miles de años para mejorar la salud mental y física. Nos ayuda a entrenar nuestra mente para centrarnos en el «aquí y ahora»; aumentando la conciencia de nosotros mismos y del mundo. Aquí dejo algunos consejos que puedes seguir para utilizar la cata de vinos como una práctica meditativa.

Selecciona un vino de calidad que haya sido cuidadosamente elaborado y presente características únicas. Esto puede ayudar a concentrarte en la experiencia, en lugar de distraerte con sabores y aromas desagradables. Encuentra un lugar tranquilo y libre de distracciones. Observa el vino en la copa, examina su color y claridad, y haz una nota mental de sus características visuales. Inhala y concentra tu atención en los aromas que se combinan a fin de crear una experiencia sensorial única. En ese momento, el cerebro libera endorfinas —también conocidas como «hormonas de la felicidad»—, baja la presión arterial y relaja la tensión de nuestro cuerpo. Finalmente, saborea el vino en la boca. Siente su textura y sabor, identificando las diferentes notas que percibes y lo que generan en ti.

El hecho de catar vinos permite experimentar una sensación de relajación y bienestar que ayuda a reducir el estrés de la vida cotidiana. Es beneficioso para todos. No tienes que ser un experto o un sommelier profesional para apreciar la belleza y complejidad del vino, donde se conjugan los aromas capaces de hacernos revivir momentos únicos. La próxima vez que desees disfrutar de una copa de vino, tómate unos minutos para concentrarte en el momento actual (sensazione) y descubre por ti mismo cómo la cata puede convertirse en una práctica meditativa enriquecedora.

Escribe: Jasmine Rincón Morales