En busca de nuevos insumos para el mundo de la coctelería, un bartender profesional prioriza la educación por el arte cannábico, destacando su excentricidad y deleite en las sensaciones de los comensales a través de sus brebajes.

Foto: Joaquín Cruzado

Juan Diego Vargas dice considerarse un hombre con suerte, aquel al que todo -o al menos la mayoría- le jugó a favor para terminar dedicándose a lo que verdaderamente le apasiona. Cuenta que todos sus logros son gracias a una experiencia familiar inigualable, en la que vivió rodeado de personas sin prejuicios y con un gran gusto por crear cosas útiles, tal como lo hacía su abuela, quien ingeniaba cremas magistrales en un pequeño laboratorio dentro de su casa en Surco, y las embotellaba ella misma para después venderlas. En ese sentido, de pequeño también veía a todos los que lo rodeaban usar el cannabis de una forma natural, normal y sin estigmas. Si bien comenzó fumando a escondidas, como la mayoría de jóvenes, conforme pasaban los años fue educándose e informándose, para finalmente terminar emprendiendo y combinando las dos cosas que más le gustan: la coctelería y la enseñanza.

Al culminar su etapa escolar en el colegio militar y contra todo pronóstico, se dedicó a estudiar para pilotar aviones. Viajó por el mundo descubriendo excéntricas técnicas de maceramiento y sirviendo bebidas en las barras de diversos hoteles, donde se dio cuenta de que quería dedicarse a eso por siempre. Al terminar la carrera, empezó a trabajar como bartender y en simultáneo retomó sus estudios sobre el cannabis. “No he parado de estudiarlo a la par que la coctelería. Esta siempre ha sido mi pasión, mi forma y estilo de vida, pero el cannabis es algo que me hace trascender en el tiempo y estar siempre un pie delante, ya que soy el pionero en estos temas aquí en Perú”, comenta. En países como Ámsterdam o Portugal, la ley permite el uso de marihuana desde hace varios años atrás en comidas, bebidas, etc. En un inicio no estaba permitido fumarla, pero sí comerla.

Foto: Joaquín Cruzado

“Si vas a hacer algo, hazlo bien”, es una de las frases que más recuerda de su padre, por quien enrumbó su estudio a profundidad sobre el tema, planteándose desde un inicio una pregunta básica: ¿por qué las personas consumen cannabis? El tiempo no le ha sido en vano, pues ya lleva usándolo 14 años e investigando sobre ello arduamente por 6 años. Sus conocimientos siguen creciendo de manera progresiva, así como también surgen nuevas interrogantes. Su idea nunca ha sido ganarse problemas, sino aprender, de manera que que siempre resalta el derecho de cada uno a educarse. “Con la manifestación del internet, ya es mucho más fácil hacerlo si se busca la información de manera adecuada. Muchas veces es gratis, otras cuesta, pero he ahí el valor de la educación”, añade.

A Juan Diego todos lo conocen como una persona libre de pensamiento, nunca le ha gustado ocultar quién es ni lo que hace, y por ello no tiene vergüenza de incursionar con el cannabis en la coctelería. De hecho, ha logrado mezclar sus dos aficiones muy particularmente, pero confiesa que para lograrlo, uno debe meterse de lleno en el tema, ya que como bartender profesional lo que se vende es considerado como droga e implica una responsabilidad inminente por cuidar a sus clientes. “Yo en algún momento quiero dejar de usar alcohol para hacer bebidas con cannabis sin licor, de manera que el cliente pueda probar la hierba sin terminar estando ebrio”, expresa. Si en algo está de acuerdo con muchos, es que el alcohol a largo plazo tampoco hace bien, de modo que trabaja continuamente para irlo dosificando y encontrando otras técnicas y sabores como la kombucha que no embriaguen, pero generen una sensación de satisfacción como si lo estuviesen haciendo. Después de todo, el cannabis es un botánico más, solo que está regulado, tal como podría estarlo el café, que está dentro del marco de drogas que son legales. Todo en exceso está mal.

Foto: Joaquín Cruzado

Durante mucho tiempo, Juan Diego se ha dedicado a practicar y adaptar técnicas de coctelería profesional a su propio estilo, así como también a identificar las mejores maneras para usar el cannabis y las que no son tan recomendables. La creatividad de un buen bartender para entender la técnica de vanguardia, el cómo se utiliza, de qué manera se dosifica, así como también el cómo se preparan las temperaturas y proporciones de los alcoholes y aceites de cannabis para aprovecharlos totalmente de manera positiva, es fundamental para hacer una buena mezcla. “Si uno no se educa, le puede generar complicaciones a sus clientes, a los cuales les puede llegar a dar un bajón fuerte de presión que hace que te sientas muy mal tras tomar alcohol y cannabis juntos. Si lo haces responsablemente, la experiencia puede ser realmente placentera”, acota.

La profesionalidad con que maneja y produce cada uno de sus productos, ha hecho que se vuelva mucho más conocido entre los conocedores del cannabis, quienes confían en él para calmar dolores, regular el estrés, etc. y adquirir tónicos, bálsamos, aceites, entre otros de la más alta calidad existente en el mercado orgánico peruano. Tal como lo repite siempre, la educación es primordial en el proceso de concientización del cannabis, y es por ello que ya inició la enseñanza mediante talleres calendarizados a otros bartenders para que aprendan a experimentar correctamente con esta planta. Está dispuesto a desmitificar los miedos de las personas por usar el cannabis tanto de manera medicinal como gastronómica; un camino por el que está dispuesto a seguir caminando.

Escribe: Jomayvit Gálaga