Es un escultor reconocido en el territorio nacional. Inspirado por la naturaleza, ha logrado ofrecer sus obras a base de madera al resto del mundo.
Desde niño se involucró con el arte y la naturaleza. Ambos fueron un binomio perfecto para lo que se iba a dedicar por el resto de su vida. Pasó gran parte de su trayectoria en el campo y con su padre recorría diversos espacios donde podía observar los recursos que contribuyen como su herramienta de trabajo.
Siempre apostó por la madera como eje principal. “Cuando consigo una me fijo en que se preserve en el tiempo, el material y la calidad. Mi primera escultura fue una mujer desnuda que aún la conservo en el taller”, comenta. El artista es de aquellos que reviven lo que otros creemos muerto y se ha encargado de demostrarlo en sus creaciones.
Su talento lo ha llevado a participar en diversos concursos. Uno de ellos fue ‘Entre tus manos’, en el que era el único representante tumbesino. “Ha sido muy interesante porque conoces artistas y el público que quiere adquirir tu trabajo”, menciona. A través de estos intercambios artísticos, Guerrero pudo descubrir el mercado y lo que ofrece, aunque es fiel a la idea de que no debes ser adinerado para apreciar el arte.
“He optado primero por el mercado nacional porque hay que conocerlo. El internacional es bueno, pero requiere producción en cantidad para lograr las ventas. De todos modos me agrada saber que a la gente le gusta lo que hago”, confiesa. El arte de esculpir es un campo difícil para quien vive de ello y el escultor comenta lo siguiente al respecto: “Las limitaciones las ponemos nosotros mismos, debemos efectuar lo que nos gusta y darlo todo”, agrega.
La naturaleza rodea cada aspecto de su vida. Su centro de trabajo se ubica en el bosque tumbesino donde también disfruta pescar, una de sus actividades preferidas. Nos confiesa que le gustaría esculpir un pescador más adelante, aunque en medio de la pandemia se tuvo que tomar algunas pausas. “Los envíos al extranjero se detuvieron, pero seguimos adelante con nuevos proyectos. Ser peruano es sinónimo de reinvención”, sostiene. Nuestro invitado siempre está creando y no se siente bien si es que deja de hacerlo. Pese a todo, tiene el apoyo de su familia, a quienes considera su mejor proyecto.
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Escribe: Valeria Burga (@valeburga_26)