16 de febrero, 2017: Semana de la Moda de Nueva York, Eva Chen, celebridad fashionista con una cuenta de 1.4MM de seguidores, publicó en su Instagram story una foto “ilegal” [1] del desfile para la colección de otoño/invierno 2017-2018 de Marc Jacobs titulada “Respeto”. Jacobs, previo al evento había  ”prohibido amigablemente” el uso de celulares para la captura de fotos y posterior publicación en las redes. Durante esos contados minutos, sin música, con un escenario desnudo, lo único que se oía era el sonido de las modelos caminando sobre un tabloncillo de madera usando zapatos de plataforma cuyo diseño simulaba los cascos de los “caballos Budweiser[2] “. Un público cautivo, sentado en sillas de metal genéricas, distribuido en dos filas, y al que sólo le importaba la ropa. Cuando el diseñador saludó, los asistentes, por primera vez desde hacía mucho tiempo, irrumpieron el silencio porque aplaudieron y lo hicieron por la misma cantidad de minutos que duró el desfile.

Había ocurrido algo extraordinario en la historia reciente de las pasarelas para grandes marcas. Habíamos vuelto a lo básico por unos instantes, nos maravillamos con el talento y apreciamos las piezas como joyas, y, por último, recordamos que se agradece y se aprueba con el aplauso lo que se acaba de ver. Para variar, pocos como Eva, estaban estresados en obtener la foto para IG, y para los miles que disfrutaban el evento transmitido, les fue posible captar la magia.

23 de febrero, 2020:  Semana de la Moda de Milán, Giorgio Armani realizó la muestra de la colección otoño/invierno 2020-2021 en el teatro habitual sólo que vacío[3], sin invitados debido a la alerta de coronavirus en Italia. Se transmite en vivo por las redes sociales de Armani. La ropa fabulosa, pero el desfile tenía esa energía, de que algo no estaba bien.

En esa ventana de tres años (2017-2020), mucho se discutió sobre la idea de desfiles en otros formatos impulsados por el uso de influenciadores digitales como Lil Miquela[4] y Lightning[5], heroína del video juego Final Fantasy XIII convertida en modelo para Louis Vuitton, por la preocupación sobre sostenibilidad y el tema medioambiental.

Sin embargo, cuando se habla de pasarela digital, exactamente, ¿a qué se están refiriendo? A excepción de las 800+ personas que son invitadas a los circuitos de desfiles que se realizan en las diferentes semanas de la moda, para el resto de nosotros, pareciera que hace tiempo que somos consumidores de desfiles digitales.

Entonces, ¿cuál sería la diferencia?  Chanel ya publicó el perfecto ejemplo: Su primer desfile digital para cubrir la temporada Crucero 2020[6], y de paso, re-comercializar la colección primavera-verano del presente año que ha estado colgando lánguidamente en las boutiques cerradas a causa de la pandemia. Recuerden que, en el caso de Chanel, su fuerte no es el comercio en línea (ni el servicio al cliente por lo que se comenta, pero eso es otro tema). ¿Otro ejemplo? El desfile de la marca española Becomely[7] uan producción básica porque ni es tan conocida ni tampoco tiene el monstruoso presupuesto que tiene la casa francesa.  No olvidemos que Shangai llevó a formato digital su edición de Semana de la Moda de marzo 2020 patrocinada por Alibaba (el equivalente chino de Amazon).

Obviando al medio que como herramienta le debe su nombre (digital), la diferencia sine qua non es la falta de público en vivo y la ausencia total de espontaneidad, pues al final cualquier accidente como las famosas caídas de las modelos, o las caras de ¿Y qué es esto? de los asistentes, no forman parte de la dirección de arte y producción. En el caso de nuestro primer ejemplo (Chanel), es un video de 7 minutos aprox. Visualmente bello, ¡pero increíblemente nostálgico! En el caso de Becomely, es un video de intención naive que va con la imagen del producto y a otro nivel, con el mensaje asexual que promueve la marca. Su intención era mantener el ritmo de una pasarela, pero tiene muchos cortes de edición por la limitada cantidad de modelos (en Chanel pasa igual, pero los cortes son menos perceptibles).  Al final, la meta es lograr la mayor exposición de piezas usando la menor cantidad de personal humano para evitar el contagio.

La realización de estas pasarelas presenta sus ventajas en al menos cuatro aspectos: costos financieros; inicialmente, no creo que un producto digital como el recién lanzado supere el convertir al Grand Palais des Champs-Elyséesen playa[8], lanzar un cohete[9] en plena pasarela o tapizar paredes y techo de una locación con flores de diferentes tipos y colores.  Aparte de lo espectacular que fue, esta inversión de Dior se volvió viral y tendencia para bodas y eventos.[10]

Un desfile de Marc Jacobs, quien ya sabemos, no es el más extravagante, puede alcanzar el millón de dólares (eso incluye sueldos de modelos y llenar las primeras filas de famosos e invitados especiales que usualmente cobran por ocupar un espacio). La logística de estos eventos es de miedo, y no bien se termina uno, ya se está trabajando en el próximo; los desechos y la huella de carbón que producen estos mega desfiles son directamente proporcionales a la magnitud del mismo, así que irse digital, es por mucho, una decisión ambientalmente responsable,  y por supuesto tener el control de absolutamente todo lo que pasa y deja de pasar para obtener lo que se quiere, no tiene precio, pero ¡cuesta! 

Estos montajes teatrales, no son una exclusividad de las marcas de lujo ni del imaginario de los finados Karl Lagerfeld, Galiano o Alexander McQueen. De hecho, estos ya se realizaban en los llamados “Encuentros de Moda” a mediados del siglo XIX y eran esperados con ansias para las décadas de los 1910s y 1920s. Paul Poiret[11] era famoso por estas galas temáticas.  Pero se le atribuye al inglés Charles F. Worth[12] el sustituir maniquíes por jóvenes visualmente agradables para presentar sus colecciones (el concepto de colecciones también es su iniciativa).

Poiret, de nuevo, fue el primero en hacer tours internacionales presentando sus colecciones con nueve modelos. Las grandes tiendas de moda institucionalizaron los desfiles y finalmente se permitió la entrada a fotógrafos. Lady Lucille Duff, diseñadora y dueña de la Maison Lucille,también fue precursora en el uso de modelos (ella las entrenaba) y la realización de lo que hoy llamamos muestras privadas (Trunk Shows). Por cierto, Lady Lucille fue una de los 15 afortunados que ocuparon aquellos botes salvavidas mientras se hundía el Titanic. Si, esos botes, con capacidad de 40 personas. 

 Viendo en retrospectiva, bajo nuestra nueva normalidad, esos espectáculos de la temporada pasada parecen lejanos, como si estuviese refiriéndome a eventos históricos de cientos de años atrás. Semejantes extravagancias en el contexto actual serían realmente desafortunadas.

Pareciera que ese desfile de Marc Jacobs de 2017 tuviese algo de augurio o fuese el resultado de una visión.  Sin embargo, él es poseedor de un gran instinto “para detectar lo que viene”, sólo hay que recordar su incomprendida y ahora de culto, colección Grunge de 1993. Por lo pronto, esta adaptación digital permite enfocarnos en generar un producto de gran calidad e innovador que se aprecie genuinamente más allá de seis meses.

Quizás esta vuelta a lo básico no resista la experimentación de un medio que ya conocemos, pero que, en cierta forma, para este propósito –el desfile- lo estamos reinventando. Pronto veremos desfiles visualmente más llamativos y elaborados,  atrevidos, que retan la imaginación, como los que ya está produciendo la casa de moda digital The Fabricant [13], diseñando y promoviendo  piezas de vestir que no existen en el mundo real todavía o creando vestuario digital para videojuegos. Hasta que nos hartemos y busquemos otra forma (porque esa es la naturaleza humana) o, cuando el riesgo sanitario desaparezca, empecemos de cero o doblemos en U retomando en donde lo dejamos (Chanel ya avisó que no piensa abandonar sus mega shows).

Es probable que los desfiles se expandan a contar historias tipo cortos –que ya lo hacemos-, pero nos lo venderán de otro modo.  Pero mientras, la posibilidad de que desfiles como el Balade en Méditerranée de Chanel, nos permitan ver tan de cerca, esas fabulosas prendas de vestir, es glorioso. Esa cercanía, no es sólo porque abarcan casi toda la pantalla, sino porque sentimos que es posible tenerlas, nos vemos realmente usando las piezas y haciendo lo que hacen las modelos (por favor, ¡no hablemos de realidad aumentada todavía!), sin influenciadores ni celebridades desplegándolas en nuestras narices o intentando “sutilmente” inducirnos a comprarlas. Nada estorba visualmente, nada distrae ni causa ruido o ansiedad. Porque esa pasarela es íntima, fluye, y se puede fluir con ella.  Después de todo es ese deseo puro y simple, que mueve la Industria de la Moda.

12 de Junio, 2020: Semana de la Moda de Londres, centrada en propuestas unisex,  está en formato  digital, ¿nos vemos allá?

Todos los desfiles mencionados esta incluidos en los hipervínculos al pie de texto.


[1] https://www.instagram.com/p/BQlftHZB7Pw/

[2] https://es.qwe.wiki/wiki/Clydesdale_horse

[3] https://www.youtube.com/watch?v=7NKNlkKYG84

[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias-49906421

[5] https://www.hobbyconsolas.com/noticias/lightning-final-fantasy-xiii-escaparates-louis-vuitton-22229

[6] https://www.youtube.com/watch?v=8CjvnDzJXHM

[7] https://vimeo.com/402532142

[8] https://www.youtube.com/watch?v=Nsuup9cmh8Q

[9] https://www.youtube.com/watch?v=GjOYxY7C9WA

[10] https://www.youtube.com/watch?v=X6IL148Lo88

[11] https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Poiret

[12] https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Frederick_Worth

[13] https://www.thefabricant.com/

KATIA RÍOS MILLARES

Graduada de Interiores (PUCMM 1991)  y   Diseño de Moda (Chavón 1995), 8 años de experiencia en manufactura textil, merchandising  y  lavados (Grupo M) para marcas como Hugo Boss, Tommy Hilfiger, Nike y Carters.
Entrenamiento textil en The Collage of Textiles NA, EEUUA.  Auditora de calidad  certificada ISO 9000, Consultora Textil para Consejo Nacional de Competitividad  y el Banco Interamericano de Desarrollo.  Gerente de Proyectos para el sector de desarrollo a nivel internacional  (Chemonics, FHI 360s, USAID) por más de cinco años. Egresada de Barna/Escuela de Negocios Programa de Desarrollo Directivo.
Forma parte de la Facultad de Chavón/La Escuela de Diseño, Rep. Dominicana desde 2013 impartiendo Fundamentos del Diseño, Perspectiva Arte y Diseño, Diseño de Moda, Textiles, Vestuario, Historia de la Moda  y Seminario /Estudio.
Escribe sobre Historia de la Moda para una revista dominicana y diseña productos textiles para cortometrajes, editoriales y eventos.