Lorena Alvarez persigue una trayectoria incesante en el periodismo. Desde su posición como presentadora de noticias en Latina, nos revela detalles del camino que ha atravesado en el oficio que le apasiona.

Cuando aún era una estudiante universitaria, Lorena empezó a construir su esencia de periodista como practicante. Después estuvo en el noticiero de los sábados y al medio día de América. Ya en el décimo ciclo, hubo un casting para presentadoras de noticias en Canal N y su entonces profesor, Hugo Coya, la recomendó. «Fui seleccionada y comencé a tener un trabajo frente a cámaras. Estuve 2 años y medio, pero después me fui porque quería ser reportera. Sentí que no iba a ser buena periodista si no descubría la calle», comenta. Apostó por una nueva experiencia en Reporte Semanal y le encantó. «La esencia del periodismo es la calle. Hay que contar historias y eso está en el exterior», agrega.

«En marzo de 2010 fue el terremoto de Chile. Yo fui e hice la conducción porque ya tenía la experiencia de Canal N. Desde entonces, tuve que equilibrar mi rol de reportera en Reporte Semanal y cubrir como conductora en el noticiero del domingo», nos cuenta. Alvarez considera que todas las experiencias que ha vivido en su trayectoria le enseñaron algo importante. Cubrió huaycos, el niño costero, el terremoto de Pisco, el funeral de Hugo Chavez, la Haya, cambios de mando de presidentes, así como viajar por el Perú y evidenciar diversos casos en la televisión.

De esta manera, una de las entrevistas que más recuerda es la que le realizó al excongresista José Amaya de Unión Por el Perú, quien fue preso por los gastos operativos del Congreso de la República. «Lo entrevisté en prisión, dos semanas después de que fuera sentenciado. No fue fácil conseguirla, ya que el mismo reo es el que debe autorizarla. Todos queríamos escuchar lo que tenía que decir. Solo había quedado en la anécdota de ‘come pollo’, pero no sabíamos su historia».

La periodista asegura que en el estudio también ha aprendido porque, la separación de la pantalla, hace que deba conectar con la gente de una manera distinta. Hoy en día, atravesamos momentos complejos para ejercer el oficio periodístico. La inestabilidad política hace que tengamos que comprometernos, investigar, fiscalizar y enfocarnos en todo lo que sucede día a día. Al respecto, Lorena señala lo siguiente: «Todos los actores políticos deben rendir cuentas porque finalmente se rigen a la población. La polarización ha hecho que estemos unos contra otros, sin embargo, los periodistas podemos cambiar la vida de las personas. No necesariamente vamos a acabar con la pobreza o eliminar enfermedades, pero sí generar un cambio importante desde la cancha».

Asimismo, Alvarez hace una crítica al sistema de justicia que, actualmente, sufre de un problema de credibilidad. «Es lenta, burocrática, colapsada y saturada. Muchas personas se sienten ignoradas y desplazadas puesto que, en la mayoría de ocasiones, no ocurre absolutamente nada. Nos pasamos la vida esperando que las cosas sucedan. Por eso es que a veces se toma la justicia por nuestras propias manos. Son raros los casos en los que decimos que las autoridades han obrado bien», sostiene.

Al igual que muchos periodistas del rubro, Lorena apostó por ejercer la faceta de escritora. En sus palabras, fue una forma de reconectar con la calle. Para ella, uno nunca se jubila de ser reportero e, independientemente de los roles que puedas tener en un medio de comunicación, nunca pierdes la necesidad y curiosidad de establecer el primer contacto con el entorno. «La necesidad de descubrir cosas más allá de los reflectores o el glamour que puedas obtener en un estudio de televisión es completamente diferente. Con mis libros, me saco el clavo de estar en las calles».

Definitivamente, Lorena Alvarez lleva una vida entera dedicada al periodismo. Con 16 años en la televisión y 12 en Latina, hoy se mantiene en el noticiero matinal junto a Pedro Tenorio. Confiesa que en este horario se siente más cómoda y quiere afianzarse en ello. El objetivo es seguir evolucionando y conectar con las personas que confían en su trabajo.

«Siempre digo que uno va a ser bueno en lo que ama. Si te apasiona el periodismo, debe ser así todos los días. Es una profesión sin horarios que implica un estilo de vida, pues es una forma de descubrir el mundo a través de diversas miradas. El hecho de contar historias y que la gente crea en mí significa un privilegio. No puede ser tu plan B, de lo contrario, debe ser una prioridad. Realmente le cambias la vida a los demás», puntualiza.

Escribe: Valeria Burga (@valeria.burga26)