Trattoria Don Vito cumple 40 años de vida. Desde sus primeros cimientos hasta la actualidad, se han encargado de generar una experiencia inolvidable para sus clientes con el bagaje de cócteles que ofrecen.

Su trayectoria es sinónimo de esfuerzo. Acogen una propuesta clásica en todo sentido: recetas y platos apegados a la tradición, acompañados de una carta destacada de vinos y licores: desde un Pisco Sour hasta un «Tostado y Oxidado» (Martini peruano, Drambuie Kahlúa y Pisco acholado). Trattoría Don Vito simboliza una armonía entre clásicos de la coctelería mundial que tienen sus orígenes en el siglo XIX, un viaje a través de la historia emblemática de dicho rubro.

El proyecto que inició a manos de la familia Hundskopf, ha crecido como la espuma de una cerveza recién servida. Un pequeño lugar cerca del Parque Reducto en Miraflores que, con los años, ganó en tamaño y en variedad. Sin embargo, uno de sus principales atractivos son sus cócteles, pues se aprecia el estudio cronológico en cada uno de ellos. Si lo que se te antoja es una bebida de la época noventera, un Tequila Sunrise o Cosmopolita pueden ser las mejores opciones.

Javier Hundskopf se ha encargado de que los licores sean cada vez más gratificantes para el paladar de los comensales. «La genialidad y la simplicidad nos hacen sobrevivientes». Es un restaurante digno de aplaudir de pie, pues sobresale el cariño y la excelencia. «Mi interés por la coctelería surgió en los primeros años de universidad. Se tomaban los típicos tragos: Vodka con jugo de naranja o Ron con Coca Cola, pero de una forma inadecuada», comenta.

¿A quién no le ha pasado algo así? Todos los que somos inexpertos en el universo bartender desconocemos de combinaciones y ni en nuestros mejores sueños nos acercamos a la elaboración deslumbrante de una bebida. «Siempre tuve el interés de hacerlo más rico. Había licores que para mí eran raros en ese momento como el Vermouth, Campari, Jerez, etc».

Años después, cuando estaba a cargo del área gastronómica del Grupo Dos de Mayo, cayó en sus manos un libro de Deyler Roaf, un bartender mayor que tenía un objetivo trazado: recuperar la coctelería que, con el pasar del tiempo, se había perdido en un horizonte difuso. De ese impulso nació la Trattoria Don Vito.

«Tuve la asesoría de David Romero —un experto en la materia— y descubrimos cosas maravillosas del tema old school. A los dos nos encantaba y fue la excusa perfecta porque, hace ocho años, en Lima no eran frecuentes este tipo de iniciativas», comenta Hundskopf.

Para obtener la bebida ideal, es necesario contar con los ingredientes listos y preparados. «Un cóctel varía en grado alcohólico. Por ejemplo, un Negroni tiene 30°, en cambio, la piña colada menos de 15°. Los afrutados lo tienen escondido, eso no significa que no sean fuertes», revela. En palabras del bartender, se requiere de precisión en las proporciones y medidas para que una mezcla quede bien y consigamos el sabor deseado.

Los conocimientos no se nutren en vano. La pasión por la coctelería ha despertado la necesidad de tener un bagaje de bebidas que destaquen por sus datos curiosos, un suceso o autor reconocido. «El tequila evoluciona, experimentamos con espumas que otorguen texturas y nos mantenemos en la línea old school».

Trattoría Don Vito pone en bandeja de oro una carta imperdible, la cual nos permite escoger un trago excepcional y acompañarlo de una pasta del mejor estilo. Un Martini es de los pocos cócteles que prevalecen hasta el día de hoy. Con esta firma sucede lo mismo: su magia está en llevar consigo tradiciones e historia. Brindemos por sus cuatro décadas en el mercado.

Escribe: Valeria Burga