El 22 de julio de 1918 falleció una de las figuras que marcó un antes y un después en la historia del Perú. Hoy, más de un siglo después, recordamos su comprometida y singular esencia. 

Manuel Gonzales Prada fue un pensador, ensayista y poeta peruano que se caracterizó por su innata facilidad para producir críticas literarias, políticas y sociales. Fue uno de los intelectuales más influyentes de la historia contemporánea nacional y al que frecuentemente se le atribuyen rasgos conductuales hostiles y flamígeros. Sin embargo, es relevante esclarecer las suposiciones apresuradas, ya que, si no fuese así, se estaría tergiversando la naturaleza de un aristócrata que renunció a su linaje virreinal para reivindicar desinteresadamente a los obreros.

Su vigoroso carácter mediático no estaba motivado por el resentimiento o la rebeldía infundada. En su “Discurso del Politeama”, Manuel Gonzales Prada renegaba de la realidad nacional que había sumergido a todo el país luego de la Guerra del Pacífico. En ese sentido, le resultaba imposible contemplar una derrota absoluta que evidenciase el conformismo social, económico y político del Perú. Después de todo, concebir un contexto tan desalentador le propiciaba una disposición empática y estimulante, sobre todo hacia la juventud.

Adriana de Verneuil, quien fue su esposa, contaba: “…Tranquilo y batallador, hiriente y dulce, acogedor y huraño; todo pasión, todo indiferencia; llevando en el corazón el mayor amor a la humanidad, despreciando a cada unidad personalmente. Cúmulo de pasiones opuestas entre sí: conjunto de virtudes cristianas y paganas a la vez. Así era mi Manuel que nadie conoce mejor que yo en esos treinta años de vida conyugal. Su primera ocupación al levantarse era peinarme; fue su labor favorita desde el primer día de nuestro matrimonio. Toda su vida, hasta el mismo día de su muerte cumplió en hacerlo”.[1]

Su influencia ideológica en los máximos referentes intelectuales y literatos peruanos del siglo XX es innegable. Además, es vital recalcar que sus críticas políticas contra las irregularidades o displicencias en dicho sector no solo coincidieron con aquel panorama. En la actualidad, sus vehementes reclamos se acomodan de forma perfecta al escenario sociopolítico y corroboran la veracidad que los acompañaba, dejando a criterio libre su interpretación.

Escribe: Renatto Luyo


[1] VERNEUIL DE GONZALES PRADA, Adriana. 1947. Mi Manuel. Lima. p.343.