Marta Vieira da Silva es la máxima goleadora de la escuadra brasileña y la única atacante galardonada en seis ocasiones como la mejor en su categoría. Guarda entre sus reconocimientos haber obtenido la Bota de Oro por anotar 7 goles en la Copa Mundial de la FIFA de 2007, y 15 en la Copa del Mundo de 2015. Bautizada por el propio ex jugador como «Pelé con falda», a sus 27 años ya había formado parte de dos de las mejores ligas de fútbol femenil: Suecia y Estados Unidos. Además, participó de su quinto Mundial en Francia con 33 años. 

¿Cómo se convirtió en un ícono del fútbol femenino? Desde pequeña sobresalió en el balompié, pese a haber crecido en una familia pobre de Dois Riachos, Alagoas, Brasil. No siempre fue bien aceptada jugando entre un montón de niños. Sin embargo, Marta es el ejemplo de las personas que nunca se rinden. «Me di cuenta de que era una forma de progresar en la vida, ayudar a mi familia económicamente y revertir el rol de la mujer en la sociedad», dijo. 

En 1895 se celebró el primer partido entre dos equipos de mujeres en el Reino Unido. Ese mismo año, la disciplina llegó a Brasil, donde se convirtió en un símbolo de identidad nacional. Más tarde, en 1940, tuvo lugar un partido femenino en Sao Paulo; no obstante, el público reclamó dicha exhibición porque las consideraban «mujeres perdidas». Durante casi cuatro décadas, prohibieron que las mujeres jugaran al fútbol. El Gobierno absolvió esto en 1979, siete años antes de que la icónica Marta Vieira naciera. Desde su génesis, ella ha luchado para que las jugadoras conquisten su espacio en el deporte rey. Actualmente, es embajadora de la ONU con el propósito de derrocar el sexismo en el rubro deportivo.

Con todos los parámetros en contra, la brasileña llegó a ser descubierta y tener una oportunidad en Río de Janeiro, donde el equipo Vasco da Gama la colocó entre sus filas a los 14 años. Su vida daría un giro en los octavos de final del Mundial de 2003. Brasil perdió ante Suecia, pero los movimientos de Marta en el campo cautivaron al presidente sueco que estaba entre la audiencia. Gracias a ello, pasó por la liga europea durante ocho años. Se adaptó a una dinámica distinta y profesional. Después llegaría al Orlando Pride de Estados Unidos, donde reina el fútbol femenino. 

Hoy en día, las jugadoras de Brasil ya no encuentran tantas barreras como en antaño. La confederación y la Conmebol sudamericana obligan a todos los equipos de primera a contar con un plantel femenino. Sin lugar a dudas, esto es una ventana para las aspirantes a ser la próxima Marta; aunque su reinado siempre permanecerá intacto. Juegan en las condiciones necesarias con un salario, seguro médico, nutricionistas y preparadores físicos. No obstante, aún falta público que aplauda sus pases y anotaciones como lo hacen con los varones. 

Quizá Marta Vieira no pudo alzar la Copa del Mundo, aunque sí triunfó en múltiples ocasiones en la Copa América y obtuvo dos medallas de plata en los Juegos Olímpicos. Antes el fútbol «no era para niñas», pero la brasileña cambió la historia convirtiéndose en un ícono nacional e internacional. La reina del balompié es la única en tener la huella de sus pies impresa en el Maracaná. Probablemente, me perdí muchas hazañas y destrezas en el campo de esta gran referente, sin embargo, nadie puede negar que Brasil tiene potencial para que más mujeres sean descubiertas y triunfen ante los ojos de las nuevas generaciones. Tal como dicen sus compatriotas, Marta es «la mejor entre hombres y mujeres». 

Escribe: Valeria Burga (@vale_burga26)

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