Alessia Rovegno en el desfile preliminar de Miss Universo 2022. 

La cultura popular nos ha mostrado desde siempre a los concursos de belleza como una suerte de escenarios en los cuales la mujer está en competencia: no en una competencia sana y justa, sino una en que las mujeres darían absolutamente todo por ser coronadas como las más bellas. También, esta misma cultura ha resaltado los supuestos valores superficiales y banales que conllevan estos concursos, expresando que las mujeres que participan en estos únicamente se preocupan por el físico hegemónico que presentan, descuidando otros aspectos de ellas mismas como el intelecto, su personalidad y sus valores y principios.

Este estereotipo se ha impregnado tanto en la mente de la sociedad, que incluso tuvo repercusiones en los años setenta. En el gobierno del General Juan Velasco Alvarado, se constituyó una marcha de protesta el 8 de abril de 1973 contra el concurso de Miss Universo. Según las autoras Violeta Barrientos y Fanni Muñoz en su artículo Un bosquejo de feminismos peruanos: los múltiples desafíos, los concursos de belleza fueron suspendidos por el Ministerio de Educación acorde con la Ley General de Educación de 1972, que consideraba denigrante el que la mujer fuera usada como objeto sexual. Esta medida duró hasta el año 1976, bajo el régimen de Morales Bermúdez.

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Pero, ¿qué es lo que califica y toma en cuenta el jurado de Miss Universo? Aparte de fijarse en el aspecto físico de las concursantes, también se califica la elegancia, la personalidad, el porte, la pasarela y sus habilidades de comunicación. Antes de la fecha del certamen oficial, las concursantes participan de una ronda de preguntas por parte de los jueces en las que tienen que impresionarlos con las mejores respuestas. Posteriormente, las calificadas compiten en la pasarela preliminar en la que presentan un vestido de gala, un bikini y un traje típico de su país.

Con estas categorías de calificación, cualquiera puede interpretar que este concurso sigue representando la imagen que nos ha brindado la cultura popular. Sin embargo, en diversos certámenes, muchas participantes han utilizado su poder mediático dentro del concurso para alzar la voz sobre un problema social. Y es ahora que la representante del Perú del 2022, toma más notoriedad.

El miércoles 11 de enero se llevó a cabo la ceremonia preliminar de las candidatas para el Miss Universo 2022. Durante el desfile en traje de baño, la candidata Alessia Rovegno lució junto a su bikini una capa con dibujos de todas las participantes con la corona resaltando la frase “Embrace Diversity” (Abraza la diversidad). En primer lugar, esta hacía referencia a la representación de la diversidad de la belleza en la mujer: no solo se deben apreciar los rasgos hegemónicos y eurocéntricos como la única manera de ser hermosa, sino que mujeres con rasgos de diferentes etnias son igualmente bellas. Además, la capa expresaba la unión y sororidad entre las candidatas, ya que todas las concursantes estaban dibujadas con sus coronas, denotando la alianza y apoyo entre mujeres más que la victoria del certamen.

Exponer un mensaje de este tipo dentro de un escenario que siempre se ha representado como uno en que las mujeres entran en rivalidad, deja una huella en el imaginario colectivo. Las ideas retrógradas se desvanecen por un pensamiento que es mucho más amigable entre las mujeres y su pacto con la sociedad. Asimismo, les enseña a las niñas y adolescentes que independientemente de su procedencia, son bellas a su manera. Alessia Rovegno dio un mensaje más inclusivo, desafiando los estigmas y estereotipos que piensa la mayoría de personas de esta clase de concursos.

Desde hace más de cinco años es que mujeres con rasgos caucásicos ya no se llevan la corona de Miss Universo. Lo tenemos claro con la coronación de Harnaaz Kaur Sandhu de India y Zozibini Tunzi de Sudáfrica. De la misma manera, también conocemos el caso de la Miss España, la primera candidata trans en participar en el certamen. Hace poco, se dio a conocer que la organización aceptará dentro de sus participantes a mujeres embarazadas, con hijos, casadas o divorciadas, además de que ahora también podrán ser consideradas candidatas de entre 18 y 28 años de edad. Parece que el concurso del Miss Universo está abriendo paso a una nueva mentalidad: una en que todas las mujeres podemos brillar.

Escribe: Claudia Martens (@claudiamartensc)