Haruki Murakami es un apasionado de la música moderna, del jazz y también de la música clásica. Esta pasión no solo le permitió dirigir, en su juventud, un club de jazz, sino a impregnar de referencias y vivencias musicales la mayoría de sus novelas y obras. En esta ocasión, el escritor japonés más famoso del mundo comparte con sus lectores sus preferencias, opiniones y ansias de conocer el arte musical que fraterniza a millones de seres humanos en el mundo.

Para ello, a lo largo de dos años, Murakami y su amigo Seiji Ozawa, antiguo director de la Boston Symphony Orchestra, mantuvieron exquisitas conversaciones sobre conocidas piezas de Brahms y Beethoven, Bartok y Mahler. También, tuvieron cuestionamientos sobre directores de orquesta como Leonard Bernstein y solistas excepcionales como Glenn Gould. Además, analizaron piezas de cámara y ópera. De esta forma, mientras ellos escuchan discos y comentan distintas interpretaciones, el lector asiste a confidencias exclusivas y curiosidades que le contagiarán el entusiasmo y el placer de disfrutar de la música “con oídos nuevos”.

Haruki Murakami es el autor japonés más conocido en todo el mundo. Durante su trayectoria, ha recibido numerosos premios y en España ha merecido la Orden de las Artes y las Letras y el Premio Internacional Catalunya 2011. Tusquets ha publicado veinte de sus obras, entre ellas las aclamadas novelas Tokio blues, Kafka en la orilla, 1Q84 y La muerte del comendador. Por su parte, Seiji Ozawa ha dirigido la Boston Symphony Orchestra durante treinta años, así como la Toronto Symphony Orchestra y la San Francisco Symphony, entre otras.

Interludio II

La relación de la escritura con la música

(Página 115)

Murakami: Escucho música desde la adolescencia y últimamente me parece que ahora la entiendo un poco mejor que antes. Me explico. Quizá dedico más atención a determinados detalles, a determinados pasajes, y tengo también la impresión de que escribir ficción ha mejorado mi oído de una forma natural. Por el contrario, si uno no desarrolla cierto oído musical no será capaz de construir bien las frases. En mi opinión, la música mejora la escritura y la escritura el oído. Es un efecto doble, sucede de manera simultánea en ambas direcciones.

Ozawa: Es interesante.

Murakami: Nadie me ha enseñado a escribir y tampoco he estudiado nada concreto al respecto. He aprendido a hacerlo gracias a la música, y por eso lo más importante para mí es el ritmo, como en la música, ¿no le parece? Unas frases sin ritmo no las leerá nadie. No sé cómo explicarlo. Hace falta una especie de ritmo que empuje al lector a seguir adelante. Leer un manual de instrucciones, por ejemplo, es un suplicio para cualquiera, ¿no cree? Es un caso paradigmático de escritura sin ritmo.

Es relevante recalcar que el contenido del libro “Música, solo música” también se encuentra disponible en la plataforma musical del momento: Spotify. De esta forma, los espectaculares relatos configuran una alternativa más que prometedora para los amantes de la música.